Un viaje a la beatificación «a los mártires de la guerra» genera malestar en Gipuzkoa
Un nuevo gesto del obispo, José Ignacio Munilla, está generando malestar en el seno de la Iglesia guipuzcoana. Se trata de la peregrinación diocesana a Tarragona para participar en la segunda «macrobeatificación de mártires de la guerra» del 36. Se tacha de «sectaria».
Agustín GOIKOETXEA |
``Firmes y valientes testigos en la fe'' es el lema de la «macrobeatificación» que tendrá lugar el 13 de octubre en la antigua Universidad Laboral de Tarragona, acto presidido por el cardenal italiano Angelo Amato, prefecto para de la Congregación para las Causas de los Santos. En esa celebración religiosa subirán a los altares 524 beatos, cuya causa se inició en pleno franquismo.
Mientras la represión brutal se desataba aún con toda su virulencia sobre buena parte de la población, los jerarcas de la Iglesia católica española emprendieron en los años 50 el proceso para que el Vaticano beatificará a 3 obispos, 79 sacerdotes, 3 seminaristas, 391 consagrados y 4 laicos que murieron a causa de actuaciones de las fuerzas leales al Gobierno republicano.
Como inicio del curso pastoral, la delegación de Pastoral Juvenil, dirigida por un hombre de la confianza del obispo, Iñigo Mitxelena, ha organizado una peregrinación del 11 al 13 de octubre a la capital catalana, con la excusa de que tres de los beatificados eran nacidos en Gipuzkoa. En el viaje no faltará la visita de rigor al santuario oscense de Torreciudad, vinculado al Opus Dei, al igual que el arzobispo tarraconense Jaume Pujol, quien organiza la beatificación.
La iniciativa del obispado donostiarra ha generado malestar pues, aunque sus promotores lo vengan negando, son muchas las voces en la propia Iglesia católica que critican el trasfondo «político y sectario» del evento. En el seno de la comunidad diocesana se califica de «nuevo gesto» de José Ignacio Munilla, «empeñado en encardinar a los cristianos guipuzcoanos con causas que nos son ajenas. Mártires hubo muchos en este país, abatidos en los paredones por los antecesores de quienes ahora saludan esta macrobeatificación de Tarragona».
En el seno de la comunidad diocesana guipuzcoana se incide en que la «macrobeatificación» de Tarragona es ajena a la realidad de la Iglesia vasca y de carácter «político y sectario».