Ainara Lertxundi Periodista
Cuba tiene una cita con el turismo sexual
Del 28 al 30 de noviembre, Cuba celebrará el primer simposio internacional sobre turismo sexual y tráfico de personas. Un evento organizado por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), que dirige Mariela Castro, abanderada de la lucha contra la homofobia. Esta es la primera vez que la isla debatirá abiertamente y de forma oficial una cuestión tan espinosa como el turismo sexual, una práctica negada y perseguida durante años por las autoridades.
Castro reconoce que si bien «en Cuba no se penaliza la figura de la prostituta o del muchacho que se prostituye, hay políticas que no han sido suficientemente positivas desde el ámbito educativo con relación a cómo tratar a la persona que se prostituye».
Porque detrás de cada jinetera se esconden múltiples factores, motivaciones y contradicciones fruto de la convivencia con el turista, que no solo lleva divisas al país.
«Cuando hablamos de prostitución, no hay que decir es malo (...), debes saber que te conviertes en mercancía sexual y cuando te conviertes en mercancía pierdes derechos y tienes que subordinarte a la ley de la oferta y la demanda», sostiene Castro, que aboga por hacer a un lado lecturas moralistas. «Nadie tiene que asumir una posición desde el deber ser para que digan qué bueno es o qué bueno no es», afirma. Un error en el que reiteradamente se incurre de forma consciente o guiados por análisis simplistas.
Entre los países que acudirán a esta conferencia están Suecia, que en 1999 se convirtió en el primer país en penalizar a los clientes de servicios sexuales -algo que Castro desea implantar en Cuba- y Argentina, cuyo Gobierno aprobó a finales de 2012 un ley contra la trata de mujeres. Un cambio en la legislación motivado por la «madre coraje» argentina Susana Trimarco, que desde 2002 busca a su hija Marita, secuestrada para ejercer la prostitución en contra de su voluntad.
La de noviembre era una conferencia pendiente para abordar sin tabúes ni complejos el turismo sexual. Por ello sería interesante que también países de la región se unieran a ella.