TRAS EL Pacto PNV-PSE
No es solo España quien responde no
José Luis Bilbao, «hermano mayor» de los «jobuvis» que ahora dominan el PNV, se reivindica como defensor del gran pacto con el PSE
Iñaki IRIONDO
Ahora que el pactar con el PSE cotiza al alza en Sabin Etxea, José Luis Bilbao quiso utilizar su discurso en el Debate de Política General de Bizkaia para dejar constancia de que él ya lo defendía en público en los últimos años de Ibarretxe. Recordó que el 23 de abril de 2008, en una conferencia en la Fundación Sabino Arana, desahució el tripartito y sostuvo la necesidad de «un gran acuerdo», «articulado por el mundo socialista y el mundo nacionalista democrático». Insistió ayer en que «somos un país a cuatro» y, para avanzar, «hacen falta acuerdos como mínimo entre dos». Podría pensarse entonces que esos dos fueran los dos más votados. Pero esas cuentas no le gustan a Bilbao. «Si ambos dos representan adscripciones identitarias diferentes, mejor que mejor. La transversalidad es un valor», dictó ayer.
José Luis Bilbao (1957) es el «hermano mayor» de los «jobuvis» (jóvenes burukides vizcainos) que ahora dominan el poder en el PNV. Cuando el lehendakari, Iñigo Urkullu (1961), el presidente del EBB, Andoni Ortuzar (1962), el portavoz en el Congreso, Aitor Esteban (1963) y los burukides Joseba Aurrekoetxea (1960) y Koldo Mediavilla (1961) fueron entrando en EGI, el actual diputado general de Bizkaia ya estaba allí, como liberado. Juntos han ido ascendiendo en el escalafón del partido, compartiendo experiencias y ahormando sus propuestas políticas. Y Bilbao debió de sentir ayer la obligación de reivindicarse.
Consta, como volvió a reconocer ayer el diputado general, que poco o nada les gustó el Acuerdo de Lizarra «con su objetivo de acumulación de fuerzas nacionalistas». Y sabíamos que tampoco eran de su agrado las «aventuras de Ibarretxe», como las definió en su día Urkullu. Teniendo en cuenta que para 1996 los «jobuvis» ya controlaban el BBB, la territorial más importante del PNV, no es difícil entender que los acuerdos de Lizarra, el nuevo estatuto de 2004 y la ley de consulta de 2008 encontraran más obstáculos que impulsos dentro de Sabin Etxea. Y ahora, cuando Catalunya y Escocia hablan abiertamente de independencia, el PNV se envuelve en complejas bilateralidades y transversalidades. No es solo España la que responde no. A veces, los juegos de poder interno jeltzales evitan la pregunta.