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Noticias regulares, malas y buenas en un partido que no era precisamente de 1X2

Ramón SOLA

Primero la regular. Visto como llegaba al partido cada contendiente, nadie en Iruñea pensaba seriamente en arañar algo en el Calderón. Si se quiere un dato objetivo, en las casas de apuestas el 2 se cotizaba 19 a 1. El encuentro servía más como test potente en esta peculiar pretemporada tardía a la que ha abocado el cambio de entrenador. ¿El resultado real? Osasuna se vuelve de Madrid sin puntos, pero con sensaciones. Se vio otra textura de equipo, y esto seguramente resulta más noticioso que una derrota tan predeterminada. La pregunta que queda es si ir al Camp Nou, al Bernabéu o al Calderón hoy día con todo, arriesgándose a lesiones y sanciones solo para ganar autoestima, es una buena inversión... pero ese es otro debate y no solo le toca hacerlo a Osasuna.

Luego la mala noticia. Por segundo encuentro consecutivo, solo un futbolista de la casa en el once titular (el viernes Torres, ayer Puñal). Una auténtica anomalía histórica pero que cada vez resulta más asumible. No es que Tajonar se haya vuelto estéril, sino que sus perlas son demasiado brillantes para lucir en El Sadar y las disfrutan en sitios tan lustrosos futbolísticamente como Munich (Javi Martínez), Londres (Monreal y Azpilicueta) o Madrid (Raúl García). La «clase media» de la cantera es pasto fácil para el poderío económico del Athletic (hoy Kike Sola, ayer David López, Iñaki Muñoz, Orbaiz, Tiko...). Y la «clase baja» de esta generación no acaba de dar el tono y se ha perdido en cesiones (Zabal, Esparza, Erice, Rúper...) o chupa banquillo (Etxaide, Onwu...). Así que no habrá más remedio que acostumbrarse, desear que pase pronto y pensar que gente como Andrés Fernández, Arribas, Loé, Sisi u Oriol Riera también portan ADN rojillo, bien por su maduración en Tajonar o por sus características.

Quedémonos pues con la buena noticia. Con o sin navarros en sus filas, este de ayer sí pareció Osasuna, aunque fuese de verdeamarelho y no de rojo. Por fin, y en el encuentro más difícil, aparecieron sus señas de identidad: un bloque metido -el inicio de partido fue sin duda el mejor de los seis- y comprometido, solidario, esforzado, compacto, fiable, riguroso. El trivote tapó con cemento el medio campo, mucho mérito ante gente como Mario Suárez, Gabi y Tiago. El Atlético solo entró algo por banda y el resto con pases largos. De la buena organización da fe un dato: solo hizo falta una tarjeta, a Lolo en el 87. Osasuna también recuperó su fuerza a balón parado, donde marcó y no le marcaron. Y mostró ambición en las galopadas de Lotiés o la decisión de Gracia de romper el trivote sacando a Ariel Núñez por Puñal con mucho tiempo aún por delante. Un equipo bien hilado, en resumen, nada que ver con aquel descosido al que le hicieron un traje el Granada, el Villarreal o el Getafe. Así, sí.

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