Maite Soroa | msoroa@gara.net
La lozanía de quien piensa como yo
El pasado lunes aparecía en público el expresidente español Felipe González y «La Razón», que el martes ya se refirió a su intervención como presentador de una conferencia del presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, destacaba ayer «Los retoques de Felipe». Y no ahorraba piropos: «Mucho más delgado, y visiblemente rejuvenecido, se presentó Felipe González en su último desayuno en Madrid. Algunas de las féminas socialistas que por allí andaban -Trinidad Jiménez, Rosa Conde, Carmen Alborch- comentaban el nuevo aspecto del ex presidente del Gobierno. Ya no tiene tantas ojeras. ¿Se habrá hecho algún retoque?, murmuraban lenguas viperinas del periodismo allí presentes. Lo cierto es que Felipe ha estado unas semanas en Estados Unidos y ha vuelto en forma». Al margen del chascarrillo empalagoso, ¿a qué venía el peloteo? Lo explicaba a continuación: «Además, dio muestra de su sentido de Estado, su idea de España y su rotunda oposición al separatismo», por haber dicho que la independencia de Catalunya es imposible. Si hubiera dicho lo contrario, además de llamarle traidor, lo habrían encontrado envejecido y ojeroso, más aun.
El mismo diario recogía otra información sobre Catalunya que titulaba «El PP pide a partidos y entidades romper la mayoría silenciosa». Al parecer, se refería a romper el silencio de la «mayoría». De hecho, comenzaba el texto de manera que no se correspondía con el titular: «Decidida a dar volumen a la denominada `mayoría silenciosa', la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, dirigió ayer una carta a entidades, partidos políticos catalanes y a entidades sociales, culturales y empresariales, en la que propone un gran acuerdo `por la convivencia' y en defensa de la `cohesión' de los catalanes» para contrarrestar la «ofensiva soberanista». Qué pesadez con su «mayoría silenciosa». Según esta gente, quienes no acuden a una manifestación o cualquier otro acto, son contrarias y contrarios a lo que se en esos actos se proclama. Y el PP, con el aplauso de «La Razón» y todo el facherío, se arroga la representatividad de esa «mayoría silenciosa», cuando en Catalunya es una fuerza política poco menos que residual. De vez en cuando, para evitar cantidad de sandeces, deberían hacer suyo el silencio de esa «mayoría».