De nuevo un anuncio se encarama en el interés general de un telespectador desenganchado. Llevamos años en los que una de las tendencias de los publicistas es colocar una historia audiovisual que al final desemboca en una marca o producto. Viéndolos uno puede llegar a la conclusión de que se trata de historias neutras, que se venden a un cliente, pero podrían haber sido el soporte de otra marca o producto. Por decirlo de alguna manera los creativos están por encima de lo anunciado, y si existen anunciantes que se vinculan a este tipo de publicidad es porque se trata de una mercadotecnia de largo alcance, de penetración de mayor recorrido, no de impulso.

El último de estos anuncios, cortometrajes, o como se quiera que debamos reconocer a estos montajes audiovisuales historiados, lo protagonizan unos batracios: ranas, sapos, que hablan, que se cuentan historias, que tienen sus peripecias, que nos entretienen, animados, magníficos, ensoñadores, sexis. Al final, muy al final, aparece una marca de un jamón en dulce, una chacinería que hace uno año nos colocó a unas decenas de cómicos en un cementerio. Este tipo de publicidad se emite en formatos de duración variable, el completo, puede llegar a durar tres minutos, pero en las versiones cortas, la selección de escenas es magnífica, porque se mantiene la historia de manera adecuada para entenderse.

Mi duda razonable llega porque me cuesta identificar el anuncio con el anunciante durante un tiempo largo. Me embelesan los batracios, pero no soy capaz de recordar inmediatamente el anunciante, y la duda es recurrente, ¿esto es bueno o malo? Hay anuncios que desde el segundo uno se sabe qué se anuncia, en cambio en estos hay un proceso de deducción, de recuerdo, de búsqueda de la referencia del anunciante. ¿Queda más grabado precisamente por ser un ejercicio de búsqueda en la memoria más reciente? ¿Puede entenderse una publicidad para crear valor añadido a una marca y no para vender ningún producto directamente? Esos almacenes que acaban de nombrar alto cargo a un candidato de Falange hacen anuncios genéricos que cruzan con otros específicos de rebajas u ofertas precisas.