Las plataformas Pentsionistak Martxan de Bizkaia y Nafarroa, Pentsionistak Lanean, de Araba y Duintasuna Elkartea, de Gipuzkoa denunciaron ayer en Bilbo la reforma de las pensiones que el PP impondrá. «El golpe y el retroceso que van a sufrir nuestras pensiones no tiene precedentes».

Advirtieron de que los próximos años van a ser «muy duros para las personas pensionistas de Euskal Herria». Explicaron que a los recortes en dependencia, se unen el repago de las medicinas, la subida constante de los precios de los productos básicos, la pérdida de más de un 5% del poder adquisitivo desde el 2011 y a los nuevos copagos que se anuncian, «hay que añadir el anuncio de disminución permanente del valor de nuestras pensiones».

Para estos representantes de los pensionistas, estas actuaciones en tan poco espacio de tiempo «nos están llevando a miles de pensionistas y personas mayores al límite de nuestra capacidad». Recordaron que en Hego Euskal Herria más de 150.000 viudas viven con una pensión que no llega a 700 euros y otros 450.000 pensionistas viven por debajo de los 1.000 euros, es decir por debajo del umbral de la pobreza establecido para Euskal Herria. Se preguntaron «¿Qué van a poder hacer para vivir dignamente?. Nos encontramos ante una mostruosidad».

Los pensionistas vascos pusieron sobre la mesa datos concretos de esa actuación que el Gobierno de Mariano Rajoy llevará adelante. «Según nuestros cálculos, los pensionistas vascos perderán desde 2014 a 2019 una media mínima de 661 euros y podría llegar a 2.549 euros si la inflación alcanza el 3%», afirmaron. Esta realidad supone en conjunto que en los próximos seis años las personas pensionistas de Euskal Herria «dejarán de percibir un mínimo de 435 millones».

Ante «este robo manifiesto a nuestros salarios», los pensionistas vascos afirmaron que «no aceptamos que se tomen decisiones a nuestras espaldas. Nos impiden debatir y decidir sobre el modelo de pensiones que necesitamos».

Y, por último, dijeron al Gobierno del PP que «no es la esperanza de vida la que pone en peligro las pensiones, sino las políticas neoliberales: la reforma laboral que facilita despidos y que disminuyan salarios, y una fiscalidad para la élite».