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Gran partido con remontada incluida

Un Athletic por palmas al ritmo del palmero Ibai

Enorme partido de los rojiblancos, remontada incluida, ante un Betis que defraudó, pero que nunca pudo con el arrollador despliegue de los leones que debieron golear. Gran noche.

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ATHLETIC 2

BETIS 1

Joseba VIVANCO

Sentarse en el nuevo San Mamés le hace sentirse a uno a veces como estar atrincherado en el sofá de su casa, reposado, silente, a la espera de que algo nos sobresalte. A la afición rojiblanca el primero que le suele remover de su comodidad es el trencilla de turno. Entrado en faena, con el pasar de los minutos, son sus jugadores los que deben alimentar ese cosquilleo, hacerle olvidar que está en el sofá de su hogar. Y anoche, el Athletic lo logró. Y lo logró a partir de las botas de un Ibai grande, un Ibai superlativo. Sus botines repartieron juego, y sus compañeros se contagiaron de él, y mandaron dos balones a la madera, y se permitieron hasta el lujo de fallar un penalti para después acabar remontando un marcador tan adverso como injusto. San Mamés asistió a un partido cuyo guión bien hubiera merecido la vecina Concha de Oro, por su trama, por su nudo, por su desenlace. Fútbol en estado puro, eso sí, ante un Betis al que le debió de deslumbrar el flamante estadio. Y San Mamés entonó el «Jo ta ke», y rugió, y aplaudió y sobre todo silbó, sí, es el nuevo silbido de San Mamés. Y acabó cantando el «lo, lo, lo...» con el que otrora no hace mucho rubricaba grandes noches. Como ayer, por fútbol, por emoción, por goles. Por Ibai.

La ruleta rusa de Valverde con las alineaciones le funcionó esta vez. La novedad fue un Ibai Gómez que cuajó los mejores minutos desde que subió al primer equipo. Regates, recortes, centros por doquier, un balón al larguero, otro más que peinó Gurpegi y se topó igualmente con la madera, la asistencia del tanto de la victoria, pelea... San Mamés dedicó al de Santutxu su primera gran ovación. En pie.

Pero a Ibai le pasó durante casi todo el partido como a sus compañeros, que la dichosa fortuna no les sonrió en una primera mitad en la que solo hubo un equipo, frágil a la hora de rematar y no solo en la portería contraria sino al rival.

El calima estival que envolvió el reencuentro con el nuevo estadio pareció adormilar más a los sevillanos que a los bilbainos. Un Betis alejado de la peligrosa imagen ofrecida en sus últimas visitas cedió el completo protagonismo a un Athletic que se sintió excesivamente cómodo y que solo pasó apuros en dos o tres contras propiciadas por los ya endémicos errores propios. Pero esta vez estuvo allí Iraizoz, paradón incluido en el minuto 20 a un envenenado disparo de Matilla.

Hubiera sido injusto porque los rojiblancos, guiados por banda por un excelso Ibai, las tuvieron de varios colores, como la de un Aduriz que se plantó solo ante el meta bético y chutó no sé sabe a dónde. El de Santutxu las ponía a gusto del consumidor, pero ni Susaeta acertó al poco del inicio, ni Herrera más tarde de cabeza. Jugaba fácil el Athletic, mandaba, abría campo, tocaba, pero el final del guión parecía sabido de antemano. Fallaba el último pase, se erraba en la finalización o Herrera iba siempre un segundo por delante de sus compañeros, o al revés, estos un segundo tarde. Y cuando no, la dichosa madera. Primero el omnipresente Ibai, en el 43, tras recortar a su marcador; dos minutos después, falta lateral que saca el `11' y Gurpegi peina al travesaño. Infortunio.

Una película vista tantas veces que pareció por momentos repetirse en el segundo tiempo. El Betis pareció desperezarse, pero fue un espejismo. Pronto los botines fantasiosos de Ibai se iluminaron y obligó a Sara a una de las paradas de la noche, a mano cambiada. Por momentos, el Athletic ponía cerco a la meta de los andaluces, los leones se desmelenaban, el estadio acompañaba, se levantaba de su sofá, aplaudía, silbaba... Y en eso llegó el penalti a Susaeta. Beñat, el especialista elegido por Valverde, el exbético, lo fallaba, o acertaba el portero. Bajón. Hundidos en el fondo del sofá.

Susaeta hace estirarse a Sara de nuevo, el Athletic ha vuelto, ruge... y llega el gol del Molina. Peina un centro, rechaza Iraizoz y el delantero se la cuela entre las piernas. ¿Postrados en el sofá? No. «Jo ta ke!», se enciende San Mamés. Entra De Marcos. Dos minutos. Marca de Marcos. En plancha. El aparecido. Beñat le asiste. Se reconcilia. Se puede. San Mamés empuja, los jugadores creen. Creemos. Ibai centra, quién si no, y San José de cabeza hace el 2-1. Júbilo. Premio para él. Descuento. Sufrimiento. Sin uñas. Final. Remontada. Partidazo. San Mamés festeja. El sofá no van con esta afición. La de un Athletic por palmas y olé.

«Un partido digno del estadio y del público»

Ernesto Valverde era anoche un hombre satisfecho. No dejaba asomar esa alegría, pero se le veía contento, con los suyos y con su público. «Este equipo no baja los brazos y debemos conseguir que el público siempre esté detrás», quiso subrayar el técnico. No reparó el loar el partido de los rojiblancos, destacando que el equipo que se vio «es un poco el que queremos todos, no solo el entrenador». Insistió el gasteiztarra en «el gran mérito» de sus jugadores por, repitió, «no bajar los brazos e ir hacia arriba» tanto después de errar el penalti como de encajar el primer gol bético. «Veníamos de un mal sabor de boca en Barcelona», reconoció Txingurri, y de ahí que aplaudiera el esfuerzo y la implicación de los futbolistas. «Ha sido un partido digno de este estadio y del público que nos ha ayudado muchísimo», volvió a alabar la calidad del encuentro visto y del comportamiento de la grada.

No quiso Valverde hablar de nombres propios y se limitó a valorar el gran partido hecho por sus hombres, mostrarse satisfecho por disponer de recursos suficiente en la plantilla sobre todo de la mitad de medio campo en adelante y alabó a la pareja de centrales, criticada estos días. J.V.

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