«Ha sido un viaje duro, pero gratificante». Así describió ayer Marian Álvarez el rodaje de «La Herida», primer largometraje de Fernando Franco y título con el que se cerró la competición en la Sección Oficial. Rodada este invierno entre Donostia, Zumarraga y Madrid, la película cuenta con un importante elenco de actores vascos -entre ellos Ramón Agirre, quien interpreta a su padre; y Ramón Barea, uno de los pacientes que Ana traslada- y gran parte de su equipo técnico es de aquí.

Marian Álvarez se mete en la piel de Ana, una joven de 30 años enferma Trastorno Límite de Personalidad, aunque ella no es consciente de ello. En consecuencia, adopta actitudes autodestructivas, abusa del alcohol y las drogas y se autolesiona. El filme, que esta rodado íntegramente en plano secuencia, adentra al espectador, aun sin quererlo, en la mente y vida de Ana. «Yo veía que iba a ser un esfuerzo hacer este personaje, pero también que iba a merecer la pena», explicó la actriz. «La confianza de Fernando ha sido esencial para hacer este viaje tan doloroso sin mayores consecuencias», añadió y es que según la actriz, «la enfermedad da mucho miedo».

Pensada inicialmente como un documental, según explicó Franco, cuando comenzó la investigación sobre la enfermedad y habló con varios enfermos, no le pareció «ético» realizarlo. Por eso decidió cambiar de género y rodar una película de ficción, no basada en hechos reales, pero donde sí se han trasladado algunos datos conseguidos a través de esas entrevistas.

Después de todo el trabajo previo, el equipo de actores tuvo la oportunidad de ensayar y «pulir» los personajes, para trasladar a la pantalla en la medida adecuada los cambios de humor tan repentinos que sufren este tipo de enfermos.

Plano secuencia

Toda la película está rodada en plano secuencia, una técnica cinematográfica que consiste en rodar sin cortes durante un tiempo dilatado. Según explicó el director, escogió esta técnica porque «me interesa trabajar en tiempo real», y además, «me preocupa buscar la mejor manera de narrar una secuencia». Álvarez también alabó el plano secuencia, según dijo, «te ayuda a lanzarte».

Aunque es conocido que Ana sufre este tipo de trastorno, la película no lo menciona en ningún momento «por rigor con el punto de vista de la película», explicó Franco. «Al amarra el punto de vista al personaje de Marian, no existe un narrador, vamos viendo lo que ella ve, sabiendo lo que ella sabe», así si ella no conoce la enfermedad, «traicionaría» ese rigor hacia el punto de vista.