El actor y cineasta Albert Dupontel ha vuelto a alternar ambos lados de la cámara en esta corrosiva comedia negra a través de la cual seguimos de cerca las tribulaciones de una muy estirada y temible jueza cuya metódica rutina profesional saltará por los aires por culpa de un episodio fugaz provocado por una imprevista marea etílica. Nuestra protagonista no tiene vida privada, todo se limita a impartir justicia en su reducido despacho y, en el momento preciso que le comunican que en breve subirá un peldaño definitivo en el escalafón judicial, su ansiado sueño se truncará por culpa de un embarazo no deseado que surgió como consecuencia de aquella juerga explosiva. A partir de ese instante, la protagonista investigará qué ocurrió durante aquella nebulosa jornada de Fin de Año e intentará descubrir quién demonios es el desconocido padre de la criatura.

En esta investigación se sitúan los mejores momentos de esta propuesta, sobre todo cuando la estirada jueza se descubre a sí misma, y gracias a multitud de cámaras de seguridad que recogen su periplo nocturno en las calles parisinas, en un rol completamente desconocido para ella. Transformada en Mrs. Hyde, nuestra intachable jueza topó con el más peligroso delincuente del Estado francés que, a la postre, será el padre de la criatura.

Desmadrada en ocasiones, explosiva en otras y muy divertida en escenas puntuales, «9 mois ferme» bebe directamente de las comedias vodevilescas y provoca el disfrute pleno gracias a su innata irreverencia y a un reparto en el que, además del propio Dupontel, destaca una Sandrine Kiberlain que acierta a la hora de componer a la magistrada embarazada de un tipo del que jamás se hubiera enamorado.