Mikel INSAUSTI

Sorprende que una película tan pequeña pueda armar semejante ruido. Vivimos una época en que un vídeo casero llega a ser visto por millones de personas, así que nos tendremos que ir acostumbrando a que en la distribución cinematográfica también se cuele, ¿por qué no?, la realización de unos aficionados. La reacción en los foros de Internet ha sido desmedida y negativa, con ataques furibundos contra «Viaje a Surtsey», cuando no burlas crueles. Se consienten los productos independientes, incluso los de ínfimo presupuesto, pero lo que no se admite de ninguna de las maneras es el amateurismo. Creo que siempre que se advierta al espectador de que va a ver un trabajo no profesional, éste es muy libre de adquirir o no su entrada.

Aclarado el polémico punto sobre el derecho a la existencia en la cartelera de «Viaje a Surtsey», he de decir con la misma tranquilidad que se trata de una ópera prima que no supera el juicio crítico, aun teniendo en cuenta que es un trabajo hecho por unos principiantes. Está muy bien que Javier Asenjo y Miguel Ángel Pérez rueden sin complejos, pero les falta formación técnica y experiencia para optar a nota. Filmar en súper 16 milímetros, con el posterior hinchado a 35, tiene sus riesgos, y la fotografía se resiente de ello por un exceso de grano, perceptible en las escenas sin iluminar o en interiores.

Tampoco captan en exteriores la fuerza del paisaje pirenaico, que no influye como debería en el ánimo de los protagonistas. Son dos viejos amigos que se reencuentran en una excursión montañera, acompañados de sus respectivos hijos. La de la compañía es una circunstancia que va más con su actual situación en la vida, porque en realidad quieren estar solos para revivir las experiencias que compartieron en el pasado. Poco a poco irán saliendo a la luz los sueños de adolescencia incumplidos, olvidados o aparcados en la edad adulta.

Las interpretaciones, fuera de todo método, pretende transmitir el sentido vulgarizado de la existencia, con sus conversación triviales y carente de interés. Ahí es donde se nota que es una película para ver entre los amigos que han participado en ella, sin público extraño.