En una entrevista concedida al canal de televisión italiano Rai News24, el presidente de Siria, Bashar al Assad, aseguró que «no tendría reparos» para dejar su cargo si ello «contribuyera a mejorar la situación, pero ahora debo seguir en mi puesto».

«En medio de una tempestad no se abandona la nave; mi misión es llevar la nave al puerto, no abandonarla», argumentó en esta entrevista, la primera que concede a un medio extranjero tras la reciente resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el desmantelamiento del arsenal químico de Siria.

Tampoco descartó volver a presentarse al cargo en las elecciones presidenciales de 2014, decisión que anunciará en los días previos, siempre y cuando perciba que cuenta con respaldo popular. «Si entiendo que el pueblo sirio lo quiere, lo haré. De lo contrario, no», manifestó.

En cuanto al ataque químico del pasado 21 de agosto en la periferia de Damasco, el líder sirio reiteró que no fue su Ejército, sino la oposición armada. El ataque pudo costar la vida a casi 1.500 personas.

«Es imposible que las armas químicas se hayan utilizado sin mi permiso. Es un procedimiento muy complejo y no hay unidades del Ejército de Siria con armas químicas, cuya gestión está en manos de unidades especiales», alegó.

Acto seguido, acusó a los grupos armados de ser un obstáculo para garantizar la entrega de armas químicas. «Nuestra tarea consiste en proporcionar datos y facilitar el procedimiento, pero los problemas son técnicos: cómo llegar a esos lugares, dónde se encuentran los terroristas y cómo nos deshacemos del material», indicó.

Sobre una solución pacífica a la guerra, Al Assad dejó claro que no tiene voluntad de negociar con grupos armados ni con los partidarios de una intervención militar en el país.

«Si los rebeldes están armados no son oposición, son terroristas», reiteró. «No podemos discutir con los terroristas de Al Qaeda y sus afiliados, ni con los que piden una intervención militar en Siria», insistió en alusión a la anunciada cumbre internacional Ginebra II, aunque puntualizó que «si los rebeldes renuncian a las armas, estaremos dispuestos a negociar».

Misión de la OPAQ

Por otra parte, la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) informó de que a partir de mañana un grupo de veinte inspectores del organismo iniciará las tareas de verificación de los datos aportados por Siria en cuanto a su arsenal químico y «mantendrán contactos con altos cargos políticos».

Tras una semana sobre el terreno, se cotejarán datos e informaciones y se creará un «documento consensuado» sobre el arsenal químico sirio, subrayó el organismo. A partir de ahí expertos de la OPAQ partirán con otro equipo más numeroso para proceder a la destrucción de las instalaciones de producción y de mezcla de sustancias para fabricar armas químicas. En la siguiente fase, la OPAQ necesitará «decenas» de investigadores, que van desde «ingenieros químicos, expertos en municiones químicas y seguridad a la hora de proceder a la destrucción, hasta personal sanitario».