Son muchas las ocasiones en las que las empresas tecnológicas acaparan los titulares de prensa por motivos que nada tienen que ver con sus propuestas innovadoras sino por las más que dudosas condiciones laborales que someten a sus trabajadores y por los daños que ocasionan al medio ambiente.

Paralelamente a estos modelos de producción, ha irrumpido en el mercado una compañía neerlandesa que ha lanzado al mercado el denominado como primer teléfono móvil desarrollado y creado bajo principios éticos, el Fairphone.

En su declaración de intenciones, este móvil abandera el lema «compra un teléfono, empieza un movimiento» y entre sus principios figura atajar los problemas derivados de fabricar un teléfono móvil apelando a la transparencia e intentando mejorar las condiciones laborales y mediomabientales a lo largo de toda la cadena de producción.

Según ha revelado el artífice de esta apuesta, Bas van Abel, «resulta muy difícil hacer un teléfono absolutamente ético en todas sus fases. Desde el principio, sabíamos que era poco probable que la primera edición del Fairphone fuera cien por cien justa. Pero no dejamos que eso nos desanimara porque sabemos que podemos intentarlo y hacerlo mejor que el resto de marcas y ayudar a que la industria llegue a un estándar superior».

En relación a la controversia que genera la utilización de algunos materiales que se requiere para fabricar los móviles, van Abel argumenta que «cuando empezamos hace tres años, Fairphone se estableció como una campaña, una organización sin fines de lucro con la misión de crear conciencia sobre la relación entre los minerales de conflicto y de sus productos electrónicos».

Por ejemplo, uno de los minerales que mayores conflictos genera es el coltán que se extrae en la República Democrática del Congo. Fairphone ha asegurado que han decidido unirse a organizaciones que trabajan con la denominadas minas libres de conflicto dentro de la propia República del Congo, como Raise Hope for Congo y Clonflict-free Tin Initiative.