NAUFRAGIO DE UN BARCO DE INMIGRANTES
Otra tragedia en Lampedusa deja cientos de muertos y desaparecidos
El naufragio de un pesquero que trataba de llegar a las costas de Lampedusa con 500 inmigrantes a bordo provocó la peor tragedia en la isla en años. Se rescató a 150 personas pero en el barco hundido aparecían decenas de cuerpos y el número de víctimas mortales puede llegar a 300.
GARA | LAMPEDUSA
Lampedusa conoció ayer la peor tragedia de la inmigración de los últimos años: más de 130 personas muertas y casi 200 desaparecidas después del naufragio de un barco cerca de la pequeña isla siciliana. Según las autoridades, el barco partió de Libia transportando entre 450 y 500 inmigrantes, pero solo sobrevivieron 150, por lo que el número de víctimas puede superar las 300.
«No tenemos más sitio, ni para los vivos ni para los muertos», declaró, abatida, la alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini. «Es un horror. No paran de aparecer cuerpos».
Hasta un centenar de cadáveres fueron descubiertos por los submarinistas del servicio de guardacostas, en el interior y en torno a la embarcación, que se encontraba hundida a unos cuarenta metros de profundidad. Los primeros balances oficiales iban aumentando a medida que aparecían más cuerpos.
«Ha sido trágico ver los cuerpos de los niños», relataba muy afectado Pietro Bartolo, un responsable sanitario de la isla a la cadena de televisión Sky TG24. Lampedusa «no tiene suficientes ataúdes» y han debido transportarlos por avión, explicó. El Gobierno italiano decretó para hoy un día de duelo nacional. El viceprimer ministro, Angelino Alfano, acudió al lugar y se encargó de dar algunos detalles de la tragedia. Los inmigrantes, en su mayoría somalíes y eritreos, habían partido de la costa libia y el accidente se produjo a unos 550 metros de la costa.
«Cuando hemos llegado cerca de la isla, hemos decidido encender un fuego, incendiando la cubierta, para llamar la atención, pero el puente estaba sucio de gasolina: en pocos segundos el barco ha quedado envuelto por las llamas, muchos de nosotros nos hemos lanzado al agua gritando mientras el barco volcaba», relató uno de los supervivientes, según «Il Corriere della Sera».
Otros aseguraron que varios pesqueros no les socorrieron. Un pescador, Rafaele Colapinto, explicó que llegó a ayudar a los inmigrantes: «Hemos visto un mar de cabezas, tardamos una media hora en recogerlos a todos porque estaban resbaladizos a causa de gasóleo».
El puerto se llenó pronto de cuerpos envueltos en bolsas verdes. Por falta de espacio, fueron transportados a un hangar en el aeropuerto de la isla.
Entre ellos se halló a una joven eritrea aún con vida después de que un miembro de los equipos de rescate se diera cuenta de que aún respiraba. Trasladada al hospital de Palermo se encuentra en estado grave, deshidratada, con hipotermia, y sufre de neumonía después de ingerir, al igual que las otras víctimas, el gasóleo vertido por el barco.
Nicolini envió un telegrama al primer ministro, Enrico Letta, pidiéndole que «venga a contar los muertos» con ella y acusó a Europa de «mirar hacia otro lado (..) frente a la enésima masacre de inocentes en la isla». Recordó además que Lampedusa, más cerca de las costas de África que de Sicilia, es el desde hace años el destino de los inmigrantes clandestinos.
«Esta es una tragedia europea, no solo italiana», afirmó Alfano, que pidió que Italia, donde este año han llegado ya 25.000 inmigrantes (tres veces más que en 2012), pueda extender sus patrullas «más allá de sus aguas territoriales».
La ministra de Integración, Cécile Kyenge, originaria de la República Democrática del Congo, exigió una coordinación europea para instaurar «corredores humanitarios que hagan las travesías más seguras que aquellas con las que especulan las organizaciones criminales».
El drama de Lampedusa es consecuencia de una política represiva hacia la inmigración. según François Crépau, relator especial de la ONU para la protección de los migrantes, que aseguró que «estas muertes se podían haber evitado». En la apertura del Segundo Diálogo de Alto Nivel sobre Migración en la Asamblea General de la ONU, afirmó que «tratar la inmigración clandestina únicamente con medidas represivas puede provocar estas tragedias. La inmigración clandestina no es un delito contra las personas o los bienes ni una amenaza para la seguridad». Mediante el bloqueo de sus fronteras, los países europeos dan más poder a los contrabandistas y traficantes de seres humanos, criticó, denunciado la «paranoia» impulsada por los políticos. «Los gobiernos deben asumir su parte de responsabilidad», insistió y propuso desarrollar las posibilidades de la inmigración legal y aceptar la idea de la diversidad y del multiculturalismo.
GARA
Los muertos en la isla de Lampedusa se suman a una larga lista de 17.000 inmigrantes fallecidos durante veinte años intentando llegar a Europa, según Olivier Clochard, presidente de la red de ONG Migreurop.