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Txisko Fernández Periodista

En el lugar adecuado, con el futuro a mano

Estamos donde teníamos que estar. Estoy convencido. Después de meditar un poco -muy poco, lo admito, porque a estas alturas las cosas se ven muy claras-, creo que, como pueblo, estamos en un punto de no retorno, al que hemos llegado con mucho esfuerzo, a pulso; una situación mejorable, ciertamente, pero más cerca de la cima que del abismo.

También es cierto que, desde una perspectiva más personal, no estamos todos los que tienen que estar y que sobran muchos de los que todavía andan merodeando por aquí.

Visto lo que pasó en las campas de Foronda -ese jelkidromo cada vez más desolado- y escuchado lo que dijeron y lo que callaron Urkullu y Ortuzar, no cabe duda de que esa camarilla está empeñada en llevar al PNV al pasado, a un pasado bastante lejano, aunque para ello tengan que premiar a Patxi López por haber pactado con el PP para echar a Ibarretxe de Ajuria Enea.

Y lo hacen a pesar de que tanto las urnas como las encuestas indican que esa no es la dirección que marca la sociedad vasca. Lo que me lleva a recordar que hace apenas dos años, la noche del 5 de mayo de 2011, comenzó a materializarse un futuro diferente para este país. No porque el Tribunal Constitucional español levanta el veto a Bildu, sino porque, días después y a partir de entonces cita electoral tras cita electoral, pudimos comprobar que los esfuerzos que habían fraguado esa coalición respondían a las aspiraciones de gran parte de este pueblo (no solo a las de quienes han optado por las papeletas de la coalición soberanista).

Ese es el mismo espíritu con el que ayer se respondió en las calles de Bilbo al último montaje perpetrado por el tribunal especial español, el de un país en marcha hacia su soberanía, que camina hacia el exterior de ese redil de estulticia e inquisición en el que sus «autoridades» han convertido a España. Y resulta paradójico que mientras los 18 detenidos de Herrira permanecían en los calabozos de la Guardia Civil, el jetzale Josu Erkoreka se paseaba por Madrid para explicar que su última reunión con Soraya Sáenz de Santamaría sirvió para «allanar los obstáculos» y caminar hacia «una colaboración más intensa» entre Lakua y La Moncloa.

Estando donde están, supongo que el «estatus» que planteará el PNV para la CAV ya habrá caducado. ¿Estamos?

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