El fútbol volvió a mostrar a la Real su cara mas amarga, como el miércoles en Leverkusen, con otro mazazo con un gol que condenó a la derrota cuando ya no había tiempo de reaccionar tras un partido en el que la Real volvió a ir de menos a más, pero sin contar con el acierto de jugadores que la temporada pasada fueron claves en el éxito.

Siempre se buscan culpables en cada derrota y más cuando un equipo ha acostumbrado a sus aficionados a la victoria. Y casi siempre se apunta a los que menos responsabilidad tienen, en este caso a Arrasate, o a la utilización de la dupla Markel-Elustondo. Pero la Real ganaba la pasada temporada sus partidos gracias al acierto de su portero y de sus delanteros y ayer perdió sencillamente porque Agirretxe, que no lleva un gol esta temporada, no aprovechó una clara ocasión en la única jugada de nivel que produjo Carlos Vela y porque Bravo culminó su mala semana con una entrada sin sentido en una situación que no ofrecía peligro y que llevó al árbitro a pitar un penalti que ofrece dudas tras verlo por televisión, pero que en el campo era normal señalarlo.

El fútbol es un juego que se basa en los aciertos y en los fallos de los jugadores. El año pasado los mismos jugadores acertaban y ahora se equivocan, pero es en esta situaciones en las que más importante es apoyar al club, al entrenador y a los mismos jugadores que han permitido a la Real estar esta temporada en la Champions, lo que evidentemente merma las opciones del equipo en la Liga.

Arrasate apostó ayer por repetir casi el mismo equipo que alineó de salida en Leverkusen para intentar que tuviera continuidad la mejoría mostrada en la segunda parte. Era el segundo esfuerzo para los mismos jugadores en tres días y con dos viajes de por medio y ese cansancio pudo influir, pero al final lo que más le pesa a la Real es que se encuentra en una racha negativa en la que nada acompaña. Y no es normal que sus delanteros y su portero, de grandísimo nivel, tengan tan poco acierto, que los árbitros siempre favorezcan al rival y que, en los dos últimos partidos, se encaje gol en el último minutos en jugadas aisladas tras dos segundos tiempos en los que la Real fue mejor.

Un partido para empatar

Pero el fútbol muestra su otra cara a la Real esta temporada. El juego y la frescura que trasmite no es el mismo que en los dos últimos tercios de la pasada, pero pierde los partidos que merece empatar y empata cuando hace lo necesario para ganar.

El de ayer fue un partido que debía haber terminado con empate. El Rayo fue algo mejor en el primer tiempo, en el que dispuso de las dos ocasiones más claras en remates a los palos de Adrián y Larrivey y la Real lo fue en el segundo tiempo, con dos oportunidades muy claras de Agirretxe y de Seferovic y opciones buenas de Elustondo, Griezmann y De la Bella. Pero la Real está negada de cara al gol.

Le salva el trabajo defensivo, en todo el segundo tiempo el Rayo no creó ninguna oportunidad de gol, pero cuando estás en una dinámica negativa uno de tus jugadores clave comete un grave error y con eso le basta al Rayo para lograr la victoria.

Ese es el resumen del partido. La Real no perdió, como parece, porque Arrasate dio entrada a Pardo y Chory Castro en el minuto 89 después del gol del Rayo. Se equivocó el técnico al hacer ese doble cambio a falta de tan poco tiempo, más que nada porque lo único que podía motivar era dar un argumento para recibir críticas. Pero no por no hacer esos cambios antes, porque la Real estaba más cerca de la victoria que el Rayo en todo el segundo tiempo, había tomado la decisión de acabar con dos delanteros y cuando uno tiene en el campo junto a ellos a Griezmann y Vela es difícil retirarlos. Y tampoco podía quitar con un 0-0 y con el partido controlado a uno de los dos pivotes para jugar con esos cuatro jugadores.

Es mucho peor agotar los cambios como hizo Paco Jémez en el minuto 62 con más de media hora por disputar. Si lo hubiera hecho Arrasate seguramente se habría lesionado algún jugador en la dinámica negativa que arrastra el equipo. Pero ahora nada sonríe a la Real, cuando un entrenador asume un riesgo en los cambios no le pasa nada y para una vez que entra el Rayo en el área en una posición que no ofrece peligro se encuentra con un penalti regalado por Bravo y el árbitro.

El problema para la Real es que llueve sobre mojado porque son ya ocho partidos sin ganar, lo que no pasaba desde noviembre de 2011. Demasiados. Y hay que cortar esta racha cuanto antes y el calendario no es el más propicio con visitas a Mestalla y Manchester después del parón.

Pero quizás sean los mejores escenarios para romper una dinámica negativa. La Real ha ganado sus dos últimos partidos en el campo del Valencia en situaciones críticas y el de Manchester es el típico partido que puede cambiar el estado de ánimo y la racha negativa que tiene sometido al equipo blanquiazul.