Ainara Lertxundi Kazetaria
El diálogo, la vía para cumplir los deseos
Hace hoy justamente un año, la estudiantes paquistaní Malala Yousafzai, de 16 años, sobrevivió a un atentado de los talibanes. En una entrevista concedida a la BBC desde su exilio británico en vísperas de este aniversario, asegura que «la mejor manera de superar los problemas y luchar contra la guerra es a través del diálogo» y de la educación.
En menos de dos semanas, se cumplirá también un año de la constitución formal de la mesa de conversaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC-EP. Guerrilla y Gobierno, enemigos históricos, compartieron ante la atenta mirada de decenas de cámaras y periodistas un mismo espacio para oficializar este nuevo intento de acabar a través del diálogo con más de cinco décadas de conflicto.
En esta tarea, la delegación de las FARC-EP en La Habana acaba de invitar al país entero a «un día de reflexión y contrición, en el que todos los responsables por el conflicto social armado hagan presencia masiva en todos los rincones de la patria». Ese «todos» abarca a «los partidos tradicionales y aquellos que se han desprendido de estos; al Estado que encabeza el presidente Juan Manuel Santos y sus ministros; a los paramilitares; a quienes fueron las comandancias de fuerzas insurgente hoy en retiro; a expresidentes y excomandantes de las fuerzas militares; a los gremios y empresarios; a los medios de comunicación; a las potencias que han apoyado a los gobiernos en la guerra y a la iglesia del régimen». Porque un escenario tan degradado como el colombiano, con múltiples actores armados y violencias, «obliga a todas las partes a un `nunca más' y al perdón colectivo», tal y como reconoce el jefe de la delegación guerrillera, Iván Márquez.
Al también delegado de las FARC Pablo Catatumbo le gustaría dedicarse a la enseñanza a su regreso a una Colombia con garantías sociales y políticas. Al jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, «reemplazar cada fusil por un tractor». Y a Malala regresar a Pakistán y poder ejercer plenamente sus derechos como ciudadana. Deseos que solo un diálogo sólido, no exento de dificultades y contradicciones, podrá satisfacer.