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Juanjo Basterra | Periodista

Pisando barro ante la tormenta imparable que sufrimos

En este momento en el que quienes nos gobiernan tratan de convencernos de que la crisis ha tocado fondo con el objeto de desviar la rabia que una parte de la población tiene acumulada, bueno es recordar algunos datos y expresiones poco afortunadas.

El presidente de la patronal vasca (Confebask), Miguel Angel Lujua, ha señalado que «la tormenta empieza a escampar, pero sigue lloviendo y, por tanto, seguimos mojándonos, aunque sea menos». El problema está en el paraguas. Unos pocos tienen todo tipo de paraguas: grandes y plegables y, en cambio, una parte importante de la población no solo no tiene paraguas, sino que ni con el más grande lograría zafarse de la tormenta que ha desencadenado la élite.

Tres datos: desde el inicio de la crisis en 2007 han desaparecido 130.121 cotizantes a la Seguridad Social en Hego Euskal Herria. Son ya 133.434 parados más en las estadísticas oficiales, aunque otros casi 11.000 más no están registrados. Desde 2010, por otro lado, los salarios han decrecido de media en un 12%, entre caída salarial y subida de la inflación. Es un dato de la Fundación Fedea, nada sospechosa.

El chaparrón es enorme. La mayoría nos estamos mojando y seguiremos empapados durante mucho tiempo, sin duda. Sin embargo, también hay que recordar que a la clase trabajadora nadie le ha regalado nunca nada. Solo la lucha ha garantizado sus conquistas. En Zugastieta (La Arboleda), ayer se recordó en la cuna del movimiento obrero de Bizkaia y Euskal Herria a aquellos que nos precedieron en la pelea por una jornada laboral más corta, por unos salarios más justos y, entre otras razones, por mantener la dignidad. Allí estuvieron muchas personas, muchos luchadores.

En el acto del colectivo Ahaztuak 1936-1977 se homenajeó a Periko Solabarria. Un eterno luchador que prefiere pisar el barro que ese chaparrón está produciendo, que quedarse en casa viéndolas venir. Porque la lucha, según él, se gana en la calle, en la trinchera, como lo hacen cientos de trabajadores.

Sus 83 años no le impiden estar aquí y allá, siempre con los más necesitados, con los trabajadores, con el pueblo, con Euskal Herria. Este inmenso abertzale y luchador es un ejemplo vivo. Aupa gudari!

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