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Desobediencia a flor de piel

La plaza Navarrería de Iruñea fue ayer escenario de una movilización popular cuyas imágenes ponen los sentimientos a flor de piel por su significado y los valores que trasmite: compañerismo, solidaridad, convencimiento propio y determinación en forma de ejercicio de insumisión colectiva. Las miles de personas que arroparon al joven navarro, Luis Goñi, reflejaban tensión, incertidumbre y rabia mientras mostraban ánimo y calor popular a un militante en peligro de detención y encarcelamiento. Construyeron simbólica y físicamente un muro popular para arroparlo, expresaron un compromiso con los derechos políticos y civiles, y como ocurriera en Donostia y Ondarroa, certificaron con nitidez la existencia de energía e imaginación suficiente para superar los obstáculos y bloqueos que los enemigos de la paz quieren perpetuar.

Independientemente de qué deparen las próximas horas para Luis Goñi, el muro popular de Navarrería deja un rastro que otras dinámicas seguirán. Desgraciadamente, los macrojuicios de centenares de militantes de la causa abertzale están servidos en el menú y, aunque no sea copiando mecánicamente, la vibrante respuesta que ayer se hizo tan evidente tendrá continuidad en una espiral ascendente. Porque este pueblo no deja solos a quienes han dado lo mejor de sí mismos en su defensa. Porque no quiere resignarse a una normalidad donde las macrorredadas, los macrojuicios y las cárceles llenas de compatriotas sean parte del paisaje. La excepcionalidad y el castigo a la carta contra los militantes abertzales, el populismo punitivo español que, azuzando los más bajos instintos, alimenta esa estrategia, van a tener en frente miles de voluntades, cargadas de razón, de toneladas de razones democráticas.

La experiencia del muro popular marcará en cierta medida las vidas y el carácter de los jóvenes -y no tan jóvenes- que participaron en él. Revitaliza y ayuda a visualizar nuevas estrategias de confrontación con la injusticia mediante valores clásicos como la solidaridad y la desobediencia. El mérito es de todos los participantes, de su compromiso, de su disciplina, de su valor humano y político. Así hay que reconocerlo.

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