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«Another self portrait (1969-1971) The bootleg series vol. 10», revisión alternativa

«Self portrait» fue un disco vituperado con saña en 1970. Bob Dylan había grabado elepés como «The times they are a-changing'», «Another side of Bob Dylan», «Highway 61 revisited», «Blonde on blonde», «John Wesley Harding» o «Nashville Skyline». No extraña, en perspectiva, que numerosas opiniones no entendieran «Self portrait», alimentado de canciones tradicionales. «Another self portrait (1969-1971) The bootleg series vol. 10» llega para redimirlo.

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Pablo CABEZA | BILBO

Para 1970 Dylan ya había conocido el reconocimiento internacional. Su figura representaba para muchos la vitalidad del artista folk-rock recio, brillante y de lucida prosa. Proyectaba para muchos la silueta del songwriter que les conduciría por el camino de los sueños pasionales y contraculturales. Una generación le observaba como guru deunos nuevos tiempos para la música y la sociedad. Necesitaban un líder y a Dylan le tocó mutar de traidor, al pasarse de la acústica a la eléctrica, a héroe espiritual. Así hasta llegar al controvertido «Self portrait»

Los miles de seguidores de Dylan esperaban que «Self portrait» representara la continuación de los sueños abiertos en los años previos, pero se encontraron con un álbum doble repleto de revisiones de canciones tradicionales, tanto de origen británico como estadounidense. Dylan dejó las canciones desnudas y permitió que posteriormente el productor Bob Johnston añadiera pistas y más pistas en Nashville. El resultado no satisfizo a casi nadie y Dylan fue castigado desde cada uno de los pisos del rascacielos que él mismo había construido.

«Self portrait» no fue entendido en la época, en especial por el abuso de canciones tradicionales (Dylan cada vez amaba más el viejo cancionero), versiones de escritores contemporáneos y los arreglos introducidos en Nashville. Influido por la opinión unánime Dylan se flageló en numerosas ocasiones, llegando a admitir que se había equivocado. Apuntaba asimismo en aquellos años que se había cansado de que le señalaran como una referencia, como un icono de los tiempos, vigilado en extremo y que quiso desmitificarse, que, de alguna manera, se le olvidara o se le despojara del estatu quo. Con todo, el álbum llegó a ocupar el puesto cuatro en la lista de ventas de Billboard y Dylan, en años posteriores, y con la carrera muy afianzada, cambió su discurso llegándolo a defender.

«Another self portrait (1969-1971): The bootleg series Vol. 10», revisa el doble álbum de 1970, lo despoja de los excesos de producción y lo muestra con un Dylan inmediato, directo y más próximo a la sombra de su pasado y ñade material extra. Le acompañan con discreción David Bromberg (guitarra) y Al Kooper (teclados, guitarra).

En todo caso, lo que se escucha ahora es casi un reverso, ya que son tomas alternativas al original acompañadas de cortes del álbum «New morning» (el elepé que Dylan grabaría casi de inmediato para calmar las iras y congeniarse con sus críticos), e incluso de «Nashville Skyline», además de algún corte inédito.

Redimido

A cuarenta y tres años de su origen resulta paradójico que la mayoría de críticos y comentaristas coincidan en que «Self portrait» no era tan mediocre y que la actual remodelación, el presente «bootleg», es un excelente trabajo. Obviamente las canciones coincidentes no están tratadas de igual manera. Aquí todo es más rural.

Con todo, parece exagerado pasar del cero al diez, ya que escuchado de un tirón resulta, cuando menos, ndigesto y no todas las tomas alternativas o canciones inéditas son para levantar la copa de espumosos. «If not for you», una canción de fuerte arraigo popular, pero considerada por Dylan como menor, en la presente edición está tan desfigurada que urge cirugía inmediata para dejarla como estaba, al menos en lo que respecta a la línea melódica. Este tema lo tomaría posteriormente George Harrison para su apreciado «All things must pass». Quienes hayan podido o se animen estas navidades por el «souvenir» encontrarán en la edición de cuatro cedés una versión de «The boxer», de Simon & Garfunkel, Dylan destroza el original. En ese mismo cedé tres, chulea el «Let it be me» de Gilbert Bécaud y vuelve a meter la pata en el lodo. Pero existen otros aciertos («Days of 49», junto con otros títulos, gana en tripas, acústica, piano y un Dylan muy expresivo), lo que conduce, con prudencia, a situar esta revisió en un disco meritorio, pero con la suficiente irregularidad como para provocar la pérdida de atención.

Llama también la atención la diferencia de timbre entre las canciones de «Self portrait» y el par de temas que se han tomado del disco «Nashville skyline», del que todo fueron alabanzas en el 69. En realidad no hablamos de magia, simplemente las cuerdas vocales de Dylan cambian de sonoridad casi de forma drástica. Ocurre lo mismo con el cedé que incluye el concierto de Dylan en el 69 en el festival de la isla de Wight junto a The Band. Aquí la voz, como en «Nashville skyline» y otros discos, es más nasal y grave.

PRECIOS/EDICIONES

«Another self portrait» se ha editado como doble cedé al precio variable de 20 euros. Como caja de cuatro cedés, 100/120 euros. Edición triple vinilo más doble cedé, por los 65 euros. La nueva carátula es un autoretrato pintado por el propio Dylan.

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