El diputado general de Araba, Javier de Andrés (PP), afirmó ayer que el pacto fiscal que su partido, el PNV y el PSE vendieron como la herramienta para recaudar más y así sostener los servicios públicos tiene los cálculos «abultados», y sostuvo que se recaudará menos de los 1.500 millones de euros estimados entre 2014 y 2016. Es de agradecer el ejercicio de sinceridad del máximo mandatario de Araba, que desmonte la propaganda y que sitúe las cosas en su justo término. Si las estimaciones están «infladas» y las cifras «trampeadas», entonces ¿quién está mintiendo aquí? ¿Por qué semejante bombo cuando en realidad ni se aminora el inmenso diferencial de presión fiscal con la media europea? ¿Por qué el conocimiento de la verdad -la imposibilidad de recaudar lo prometido- no impide el tráfico de la mentira?

En realidad, de Andrés está tranquilo porque el «pacto fiscal» es un retoque cosmético que ni cierra el camino a las múltiples operaciones de fraude fiscal ni establece la progresividad entre las rentas del trabajo y las de las grandes fortunas y los beneficios empresariales que él representa. Puede estar satisfecho: las rentas altas y del capital seguirán siendo privilegiadas.