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Iratxe Fresneda Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

El terror. Ya están aquí...

Qué es lo que desencadena nuestros miedos más profundos? La realidad. De ahí parten los monstruos que después saltan hasta la gran pantalla, a la literatura, a las artes de un modo sofisticado, retorcido, remodelado o verista según la mano que mece su forma. El terror habita en las cosas pequeñas, esas que a veces van a la deriva en nuestra imaginación y nos hacen perder la sensatez. Sufro de una aracnofóbia moderada. Sí. Aunque sepa que esos bichitos con patas largas y ojos saltones me protegen con sus telarañas de mis enemigos los mosquitos. Pero eso da igual, mi piel se eriza cada vez que veo una, me entra un ligero escalofrío y es entonces cuando tengo que controlarme. En cambio, no temo a las serpientes (ejem, esto es un hordago) me parecen fascinantes, de niña encontré una anguis fragilis (sirón) en la huerta y me la quedé durante un tiempo (sí, voy a hacérmelo mirar porque aquí hay algo que no cuadra). Todo comienza cerca de las historias personales y colectivas, de ahí surgen los relatos, las películas. Y vuelvo a lo personal para recordar que hubo una película que marcó mis pesadillas infantiles, mis miedos: «La invasión de los ladrones de cuerpos» (1956) de Don Siegel. En aquel entonces no sabía que era una de esas cintas que alarmaba con la llegada del apocalipsis comunista y eso de «los rojos van a llegar», y es ahora cuando entiendo por qué a mi padre le hacía tanta gracia. A mí, ninguna. Sea como fuere, cada uno de nosotros cobijamos nuestra propia película de terror, nuestros particulares monstruos internos, y lo difícil consiste en conseguir mirarles a la cara sin que acaben comiéndonos. Y hablando de comer, me pregunto si habrá mucho canibalismo en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia este año... Hace hambre, de terror.

 
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