BERA BERA 17

LARVIK 27

Quienes miren solo el resultado para extraer conclusiones automáticamente lo tienen fácil: Bera Bera perdió por 10, ergo recibió una paliza. Pero un partido de este nivel da para muchas más cosas, y sobre todo con un equipo como Bera Bera, que conoce sus limitaciones en el campo ante rivales de este calibre, pero se niega a rendirse sin pelear hasta el último aliento. Además, Imanol Alvarez concedió muchos minutos a las jugadoras más jóvenes del equipo -visto su comportamiento, con buen criterio-, que pudieron comprobar de primera mano donde se encuentran los límites de este deporte en el que dan sus primeros pasos, y se desenvolvieron con energía y desparpajo.

El Larvik es un equipo de otra dimensión, que juega a la velocidad de la luz (hasta su calentamiento previo discurre a un ritmo vertiginoso), y lo mejor que se puede decir es que durante muchos minutos Bera Bera le amargó un poco la mañana.

La consigna donostiarra se centraba en impedir que el Larvik corriera al contraataque y, en los momentos en que lo consiguieron, Bera Bera defendió bien con su 6:0, sobre todo en la primera parte. Las noruegas no tienen un equipo rompedor en el ataque organizado, carecen de lanzadoras poderosas de nueve metros (salvo Sulland), y en los primeros minutos todos sus intentos de combinar con su pivote Blanco se encontraron con una defensa muy atenta. A los siete minutos el Larvik ya había perdido cinco balones, y su entrenador Ole Gjekstad paraba el tiempo para reordenar las ideas.

Pero otro tema era aprovechar los balones recuperados para marcar goles, porque Bera Bera se encontró ahí con la sensacional actuación de la portera Hasanic (11 paradas en el primer tiempo), y con las recuperaciones de las nórdicas empezaron a llegar los contraataques, fulminantes. Bera Bera estaba preparado para ello, y tanto Ana Temprano como sus compañeras frustraron un buen número replegándose a toda velocidad y cortando varios pases, pero el Larvik demostró que domina también perfectamente la segunda fase del contragolpe y, en 8 ocasiones durante el partido, a pesar de que las donostiarras ya habían llegado a su zona defensiva, el Larvik realizaba el pase decisivo cuando la defensa aún no estaba completamente organizada, con la pivote Blanco especialmente habilidosa para leer esas situaciones y aprovechar los espacios en la zona central (4 de sus 5 goles llegaron así).

Bera Bera cada vez encontraba más dificultades en su ataque organizado, la defensa noruega obstaculizaba sus combinaciones y propiciaba errores en los pases, y el criterio de la pareja arbitral, dejando seguir muchas acciones precedidas por falta -que acabaron en varios casos con remates forzados-, benefició más a las nórdicas. Sulland salía a pista y se presentaba con un gol en suspensión y un pase aéreo que Hammerseng cazó al vuelo sobre el área para convertirlo en el 4-7, abriendo un resquicio al puro espectáculo.

Ziarsolo fallaba un penalti en la siguiente accción, Hasanic enganchaba varias paradas, Bera Bera acusaba el esfuerzo y el Larvik se escapó de cinco goles (4-9). Bera Bera recortaba al descanso (9-13), pero las noruegas empezaban a correr (7 goles de contraataque en la primera parte, y 8 más después). El Larvik iba a más, y Bera Bera a menos.

La historia del resultado acabó ahí. Al Larvik le sobra plantilla, calidad y experiencia para gestionar este tipo de situaciones, mientras Imanol Alvarez decidía dar descanso a las titulares y daba minutos, muchos, a jugadoras jóvenes que deben aprovecharlos para seguir creciendo, y ayer encontraron un marco exigente e inmejorable.

Como Etxeberria, que con 16 años jugó 50 minutos seguidos cubriendo la asusencia de Castro. No pudo marcar (su único remate lo sacó Hasanic), pero no desentonó en absoluto. Como Ana Martínez, que tras un par de partidos espesos ayer salió muy activa desde el inicio y protagonizó varias acciones de penetración que no encontraron el gol, pero marcan la línea de presencia ofensiva que el equipo necesita de ella. Como Menéndez, más cómoda cuando arranca desde el lateral izquierdo, y que adquiere cada partido que pasa mayor importancia en el esquema ofensivo donostiarra.

Ayer le rompió la cintura a Blanco en una finta con salida al lado fuerte en su primer gol, y en el segundo tiempo se permitió el lujo de replicar al fly de Hammerseng (MVP mundial en 2007) de la primera parte, convirtiendo en gol el pase de Martínez. Como Arizaga, que jugó toda la segunda mitad y tuvo que meterse en el partido acelerando de cero a cien, perdiendo varios balones al principio pero mejorando con los minutos, y mostrándose al nivel defensivo de sus compañeras. Como Uxue Ezkurdia, que salió los últimos 10 minutos, o Esther Arrojeria, que marcó con sangre fría el penalti que significaba el 16-25.

Hasanic trató de ponerle nerviosa quedándose bajo los palos (para entonces ya llevaba parados 17 balones), pero la usurbildarra no se amilanó, aguantó el envite y localizó con precisión su lanzamiento con bote en el hierro posterior, a la izquierda de la portera, lejos de su alcance.

Ana Temprano también tuvo sus momentos para brillar, sobre todo en la segunda parte, y Ederra mantuvo un pulso con Hasanic hasta que logró marcar. Su primer remate, el casi infalible liftado fuerte-flojo por arriba, se lo cazó la portera; el segundo lo ajustó al ángulo bajo, pero Hasanic hizo un paradón desviándolo con la punta de su pie izquierdo. A la tercera fue la vencida: asistencia de Ziarsolo y la de Lizarra repetía el liftado que, esta vez sí, entraba. La derrota por 10 escuece, es normal, pero Bera Bera hizo lo que pudo y la experiencia mereció la pena. Así lo entendió el público, que se despidió con aplausos, y más tarde bajó a la pista -incluso dos jugadoras de Kukullaga- para hacerse fotos y pedir autógrafos a las estrellas noruegas.