Museo de la minería, una herramienta para descubrir nuestro pasado
El Museo de la Minería de Euskal Herria, sitúado junto a la mina Bodovalle, en Gallarta (Abanto), y abierto al público en enero de 2001, es una herramienta imprescindible para aproximarnos a la historia económica y social de nuestro país.
Alvaro HILARIO
Una decena de kilómetros separan la ría del Ibaizabal de la zona minera de Bizkaia, localizada en los montes de Triano (también conocidos como Grumeran o Alta de Galdames). Esta circunstancia (que posibilitaba el rápido transporte del mineral ), además de la calidad del hierro de Bizkaia y la facilidad para extraer el mismo fue clave para el rápido crecimiento económico del territorio. La extracción y exportación masiva de hierro fue clave para el proceso de acumulación de capital que, a su vez, impulsó el desarrollo de la industria siderúrgica, motor económico vasco hasta hace no muchas décadas. Por lo tanto, los montes de Triano son también una zona imprescindible a la hora de conocer la historia del movimiento obrero y el socialismo vascos. Aquí se gestó la huelga general de mayo de 1890, la primera huelga general de Euskal Herria.
Aunque la importancia del sector es más que evidente, poco o nada se ha hecho desde nuestras instituciones por conservar nuestro patrimonio industrial y habilitar medios para conocer e interpretar nuestro pasado. Es por todo esto que el Museo de la Minería, sitúado en Gallarta, cobra especial relevancia. Este es un centro dedicado al estudio y difusión del conocimiento de la cultura y la historia de la minería -la de Bizkaia en especial- que cuenta entre sus objetivos, la protección y recuperación de los paisajes y elementos materiales, industriales, urbanos o de infraestructura procedentes de la actividad minera.
Iniciativa social
En 1986, un grupo de personas -trabajadores de la minería ya retirados, sobre todo- crea la Asociación Cultural Museo Minero, una entidad sin ánimo de lucro dedicada a recuperar elementos materiales y documentales relacionados con las actividades mineras. Será esta la que dé paso al nacimiento del museo propiamente dicho (y a la fundación que lo gestiona), inaugurado el 12 de enero de 2001.
Aunque el museo cuenta con siete empleados asalariados, hay, además, treinta personas voluntarias (muchos de ellos se cuentan entre los fundadores del proyecto) dedicadas a la gestión y a la recuperación y restauración de las piezas. Como señala a GARA Itziar Cermeño, documentalista del museo, esta es una «iniciativa social».
«El museo minero se ha levantado a base de voluntarios pero con voluntarios no se puede seguir. Llega un momento en el que hace falta gente competente y profesional», dijo, ya hace tres años, Carmelo Uriarte, sondista retirado y presidente de la Fundación Museo Minero.
La «iniciativa social» empezó a caminar sin ninguna ayuda, animados por lo necesario de la tarea y empujados por algo de sana nostalgia. A pesar de que, hoy en día, el museo recibe ayudas económicas de la Diputación de Bizkaia, el Ayuntamiento de Abanto y Zierbena y Lakua, no hay una financiación estable, continua, que permita ampliar la plantilla con gente «competente y profesional», en palabras del señor Uriarte, que permita ampliar, mejorar y consolidar las funciones del museo.
El museo está dispuesto para que el visitante conozca «el proceso de extracción y transporte del hierro», así como la evolución de este, dice Itziar Cermeño. Así, el museo tiene diferentes salas que recrean ese camino del hierro desde el monte hasta el puerto, así como los trabajos asociados a este y las condiciones de vida que padecían las mujeres, hombres y niños que extraían, acarreaban, lavaban el mineral y procedían a su estiba. Las salas cuentan con gran número de materiales documentales (fotografías, libros de cuentas, cartas, datos de los hospitales de la zona) y piezas (vagonetas, muestras de mineral, cascos, piquetas, parafina para barrenos, martillos neumáticos, etcétera) asociadas a la minería y a la vida cotidiana.
La seguridad en el trabajo, la sanidad, la alimentación y la vivienda son aspectos históricos junto a los que también se encuentra el tremendo proceso de transformación del paisaje para adaptarlo a una actividad económica: desde los propios desmontes y cortas al puerto de Bilbo, diseñado por Evaristo de Churruca, capaz de permitir la entrada de buques de gran tonelaje al servicio de minas y altos hornos.
Corta Bodovalle
El Museo de la Minería está ubicado en el barrio Campodiego de Gallarta, al borde la corta Bodovalle (o Concha II). Esta es un gran corte geológico de 700 metros de largo, 350 metros de ancho y 150 metros de profundidad. El agujero se prolonga, -bajo la lámina de agua visible al fondo- casi cuarenta metros por debajo del nivel del mar, el punto situado a menor altitud de todo Euskal Herria (a cielo abierto). Es la de mayores dimensiones de todas las explotaciones que a cielo descubierto existieron en la cuenca minera bizkaitarra y la última en cerrar. Además, desde los años sesenta hasta su cierre en 1993, fueron excavados más de cincuenta kilómetros de galerías que corren en dirección al mar.
Esta mina, por otra parte, ocupa el emplazamiento original del pueblo de Gallarta. Agotadas las capas exteriores, la explotación continuó siguiendo la vena y en 1958-1959 Gallarta (una localidad de casi 7.000 habitantes) tuvo que cambiar de lugar. De hecho, el inmueble que alberga al museo actualmente era el matadero del viejo pueblo.
A fines de 2011, el Gobierno de Lakua acordó calificar la corta Bodovalle como Bien Cultural, con la categoría de Conjunto Monumental. Esta declaración y el Plan Especial de Protección y Recuperación Ambiental de la zona minera en Abanto, Ortuella y Trapagaran, que tiene como finalidad su protección y recuperación ambiental fueron decisivos para impedir el relleno de la corta, como quería el Gobierno español que, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), es el propietario de la antigua explotación minera.
Entre las intervenciones permitidas en el área protegida, se detalla que «únicamente se autorizarán los usos y actividades que vayan dirigidos a la protección del propio espacio y aquellas instalaciones que estén destinadas y se entiendan precisas para la investigación y/o difusión cultural». Aquí se enmarcan las obras del nuevo museo, cuyo esqueleto cuelga de las paredes de la mina.
La falta de financiación antes aludida ha sido el motivo principal de la paralización de las obras del nuevo museo. Se trata de un proyecto de IMB Arquitectos, con un presupuesto inicial de 1.500.000 euros, que ha ido en aumento con el paso del tiempo y que la asociación no puede solventar sin la ayuda de las instituciones.
El museo ofrece a los visitantes diferentes actividades entre sus cuatro paredes (proyección de videos, visitas guiadas los fines de semana y festivos, talleres de restauración, visitas a la corta...) y también fuera de ellas, como el taller de barrenadores o las visitas a la casa de mineros rehabilitada por la Diputación de Bizkaia en el poblado de Zugaztieta (La Arboleda) que, según fuentes del museo «ha supuesto una apertura del museo a la historia minera de la comarca más allá de Abanto-Zierbena».
Durante 2012 un total de 11.747 personas cruzaron el umbral del Museo de la Minería de Euskal Herria lo que supone un 3% menos de visitas que en 2011.
El Museo de la Minería abre de martes a domingo, y su horario es de 9.00 (11.oo, sábados y festivos) a 14.00 y de 16.00 a 19.00. Los domingos abre de 11.00 a 14.30. Las entradas ocilan entre 1 y 2,50 euros, dependiendo de la edad. Las visitas guiadas individuales de una hora (3 euros) se realizan previa reserva todos los fines de semana (sábados: en castellano 11.30 y 17.30 y en euskara 12.30 y 16.30; domingos: en euskara 11.30 y en castellano 12.30). Las de grupos (mínimo 12 personas) deben ser solicitadas con una semana de antelación.
Quien lo desee también tiene a su disposición audioguías, talleres (como el de barrenadores) y actividades didácticas (“Nuestra historia: el hierro”, dirigida a estudiantes de 3º y 4º de ESO y de 1º y 2º de Bachillerato; “Oficios con historia”, para alumnado de primaria), tienda y librería especializada.
El último domingo de cada mes ponen en marcha una fragua para mejor conocer los antiguos procedimientos con los que se trabajaba el hierro, esto es, hasta la aparición de la moderna industria siderometalúrgica. Curiosamente, muy cerca del museo, se encuentra la nueva fábrica de Santa Ana de Bolueta, la primera siderurgia moderna de nuestro país.
También se organizan visitas a la casa minera de Zugastieta rehabilitada por la Diputación de Bizkaia.A.H.