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«Las fórmulas de años atrás no eran aplicables a grupos como el nuestro»

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Lucas Irisarri y Felipe Carbajal

Responsables de El Gringo Music

El Gringo Music es un sello de Iruñea formado por Lucas Irisarri y Felipe Carbajal, dos músicos que con la experiencia acumulada con sus respectivos grupos, El Señor Ramón y El Color de la Duda, ahora ambos en Barracus, deciden montar una discográfica y autoproducirse. Circunstancias diversas convierten el proyecto en una plataforma más ambiciosa: edición de discos, promoción y estudio.

Pablo CABEZA | BILBO

Camino del verano de 2010, Barracus, grupo gestado por Lucas Irisarri, de El Señor Ramón, y Felipe Carbajal «Gussy», de El Color de la Duda, dos proyectos iruindarras con buena acogida en Nafarroa, deciden crear una discográfica para publicar «Cruce de caminos» (octubre 2010), un álbum de armonías vocales, guitarras acústicas, armónica y buenas canciones. Con Quique González podrían ir de gira sin problemas.

Al sello lo bautizan Cadillac, pero en breve deben de renombrarlo al estar ya registrado. En febrero de este año publican «En directo», apoyados por The Dedbreakers, por lo que suenan más eléctricos, pero sin perder su base acústica y el juego vocal entre las dos tesituras.

Entre el debut y el directo se gesta «Gran hotel» (noviembre 2011). Gringo Music también ha publicado otras referencias: Big Member, Inocua, Khamul, Transistores 50, Belcos, Mr. Fylyn, Touché...

Además, El Gringo Music es también un estudio de grabación desde el que la pareja asesora a los músicos o incluso les prestan su experiencia musical para producirles si así lo desean: «Más de 10 años de experiencia grabando con nuestras bandas (El Color de la Duda, El Señor Ramón, Barracus...), poniéndonos en manos de otros productores, trabajando en otros estudios y grabando y componiendo música nos avalan, pero serás tú finalmente quien decida si quieres o no ponerte en nuestras manos», apuntan.

Lucas Irisarri nace en Iruñea -«aunque no tenga mar creo que aquí seguiré», dice- en 1980. En El Señor Ramón lleva desde 2003 y en Barracus desde 2010. Abandona la carrera de Publicidad por la música «y, aunque ha llovido mucho, creo que aprendí más en esos años por no ir a clase que haciéndolo», reflexiona.

Felipe Carbajal «Gussy» nace también en Iruñea, pero en 1977. Su primera relación con la música la recorre por el lado del cantautor, algo le queda. En 2000 monta El Color de la Duda, grupo con el que ha publicado seis discos. En 2010 se une a Lucas Irisarri para dar forma a Barracus. Gussy es un aparajedor inactivo y un músico y técnico de sonido en activo. «Trabajo en la discográfica, en el estudio de grabación, hago canciones, doy conciertos... y a veces duermo», sentencia.

¿Por qué la necesidad de crear la presente trama?

Lucas Irisarri: Cadillac nace de la necesidad de publicar el primer álbum de Barracus. Llevamos el tiempo suficiente en esto como para saber de buena fe que por nosotros mismos éramos capaces de llegar más lejos que de cualquier otra manera. Así pues, tras usar nuestra obra como caballo de Troya desarrollamos la idea del sello y nuestro modelo de negocio hasta que en noviembre estuvimos preparados para editar nuestro primer álbum como sello para los Big Member. Básicamente lo que hacemos es asistir autoproducciones, un formato novedoso en cuanto a cómo se venían haciendo las cosas en la industria discográfica.

Gussy: Cuando vimos que habíamos conseguido editar y distribuir nuestro propio trabajo, nos sentamos a leer contratos discográficos y vimos que, lo que antes era un contrato lógico de trabajo ahora estaba obsoleto y las fórmulas de años atrás no eran aplicables a grupos como el nuestro que estábamos intentando asomar la cabeza sin que eso supusiera poner todas nuestras canciones y nuestros beneficios en manos ajenas. Nos dimos cuenta de que podíamos ofrecer una ayuda a muchos grupos en nuestra situación y además hacer las cosas muy dignamente sin vender humo ni pisar a nadie. No hemos descubierto la penicilina, pero sí otra forma de trabajar que nos parece, por lo menos, honesta.

Y que demuestra que no es, al menos, peor que el modelo multinacional.

L.I.: Nosotros sabemos de muy buena fe que el negocio ya no está en vender discos, creemos que esto ha pasado a ser un servicio. Estamos seguros de que los discos, aunque muy devaluados, siguen siendo necesarios para las bandas y los fans en muchos sentidos. Sabemos desde el primer día que no nos haremos ricos desde el sofá como antaño, pero creemos en la música, en su difusión justa y en reinventar fórmulas para que nada se quede en un cajón.

G.: No son buenos tiempos para los antiguos modelos de negocio, pero nosotros llevamos toda la vida malviviendo de la música, así que llegar a fin de mes haciendo malabares es nuestra verdadera profesión. Algunas veces llegamos gracias al sello, otras a nuestro trabajo en el estudio de grabación... Sacamos algo de nuestros conciertos con Barracus. Pero siempre rodeados de música. Quizá no sea un trabajo muy estable, pero es muy bonito.

¿Qué grupo les tendría que haber mandado una demo y no lo ha hecho?

L.I.: Nos gustaría trabajar con la gente que lo hacemos, así que, en este sentido estamos muy satisfechos.

G.: Estamos muy agradecidos a todos los grupos que han depositado su trabajo en nuestras manos. Nos encantaría que algunos de ellos dieran el salto que se merecen y poder seguir tomando cañas con ellos los fines de semana. Tampoco nos importaría sacar el nuevo disco de Bunbury, por ejemplo, pero eso sería demasiado fácil (risas). Nos gustan los retos.

¿Meten muchas horas en la oficina o la oficina viaja en un portátil?

L.I.: Estamos de sol a sol en la oficina que también es estudio de grabación. Dar salida a grupos que graban aquí sus discos es un buen servicio complementario. Hoy por hoy, con la inmediatez que todo requiere, está claro que si sales dos días tienes que seguir haciendo cosas, vivimos buscando wifi...

G.: Menos cuando viajamos por tener bolos con Barracus, el resto del tiempo lo pasamos encerrados en nuestra oficina-estudio-salón, aquí metemos horas promocionando a los grupos e intentando arreglar el mundo. Cuando no estamos frente al ordenador o llevando discos a correos, estamos haciendo canciones, grabando maquetas, discos... Todo el día encerrados en nuestra cueva de Iruñea.

 
CONFIANZA

«Llevamos el tiempo suficiente en esto como para saber de buena fe que por nosotros mismos éramos capaces de llegar más lejos que de cualquier otra manera»

DEDICACIÓN

«Cuando no estamos frente al ordenador, estamos haciendo canciones, grabando maquetas, discos... Todo el día encerrados en nuestra cueva de Iruñea»

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