Argentina renovó ayer parcialmente su Congreso -la mitad de la Cámara de Diputados (127) y un tercio del Senado (24)- en una jornada electoral marcada por la normalidad y en la que el oficialismo recordó al expresidente Néstor Kirchner, a tres años de su muerte, y a su esposa y sucesora, Cristina Fernández, la gran ausente por obligado reposo médico de la cita electoral, clave para medir el apoyo popular que conserva el oficialismo tras una década de Gobierno.

Los comicios de ayer debían aclarar el respaldo con el que cuenta Fernández para afrontar los dos años que le restan de mandato y si mantiene la mayoría de la que ha gozado hasta ahora para poder acometer una eventual reforma constitucional que le permita presentarse a una segunda reelección, pero también debían esclarecer el panorama de cara a los próximos comicios presidenciales, situando a los eventuales candidatos.

La fragmentación y regionalización de la oposición argentina dificulta un cambio en la mayoría peronista, aunque las encuestas auguraban un aumento de los partidos de la oposición en la capital (PRO) y las principales provincias de Santa Fe (PS) y Mendoza (UCR). En las otras 20 provin- cias se esperaba el voto mayoritario por el FPV de Fernández.

Los primeros datos estaba previsto que se dieran a conocer de madrugada. La atención se centraba en la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral, ya que representa al 37,3% de los electores totales. Al cierre de los colegios, los sondeos a pie de urna daban la victoria en Buenos Aires al exjefe de Gabinete Sergio Massa, líder del opositor Frente Renovador, que se habría impuesto por al menos diez puntos a su principal adversario, Martín Insaurralde, del gobernante FPV.