Nada habría sido lo mismo sin la rueda. La historia de la humanidad, el desarrollo de la civilización, conocieron un impulso sin precedentes a partir de un segundo de inspiración en la mente de un individuo que, con toda probabilidad, vivía en Mesopotamia en el siglo V antes del nacimiento de Cristo. El primer visionario. Visionario: «que se adelanta a su tiempo o tiene visión de futuro», según el diccionario de la Real Academia de la Lengua. Quince siglos más tarde, en la Italia del Renacimiento, Leonardo da Vinci regaló al mundo descubrimientos científicos y creaciones artísticas de tal relevancia y en tal cantidad que pocos dudarían en calificarle también como visionario. Ya en el siglo XVII viviría en Inglaterra otro de los pensadores más importantes de la historia: Isaac Newton, considerado el padre de la Física Moderna y a quien todos conocemos como autor de «Principia», la obra en la que desarrolló el concepto de la Ley de Gravitación Universal. Su nombre brilla con luz propia en los anales de los visionarios con mayúsculas.

A los citados hasta aquí se podrían añadir otros nombres, como Galileo Galilei, Copérnico, Darwin, Einstein o Hawking. Mentes preclaras capaces de adelantarse a su tiempo, de ver más allá de lo establecido, de predecir e incluso influir en el futuro.

Dice Luis de Guindos, ministro español de Economía, que se ha acabado la crisis. Que el fin de la recesión es «la primera etapa del proceso de recuperación de la economía». El mismo que en 2003 dijo que «en España no hay burbuja inmobiliaria, sino una evolución de precios al alza». El último director del Banco Lehman Brothers en el Estado español antes de su quiebra y bancarrota en 2008. El que aseguró que Bankia «es una magnífica institución y de una máxima solvencia» en mayo de 2012; un mes antes de que la tasación encargada por el Consejo de Administración de Bankia determinaba que el banco no valía absolutamente nada. Es ministro desde diciembre de 2011, y desde su poltrona ha acuñado términos como «crecimiento negativo de la economía». De Guindos, otro gran visionario. Visionario: según el diccionario de antes: «aquel que, por su fantasía exaltada, se figura y cree con facilidad cosas quiméricas». Cuidado con Luis de Guindos. Y con la RAE.