Cameron declara el orgullo por sus espías y amenaza a los medios de comunicación
Frente a la indignación que exhiben los gobiernos francés y alemán sobre el espionaje de EEUU a sus ciudadanos y líderes, el primer ministro británico, David Cameron, además de defender la labor de sus servicios de inteligencia -a los que se vincula con el espionaje de estadounidense- amenazó con «reaccionar» si los medios de comunicación, especialmente «The Guardian», no actúan con «responsabilidad social» al informar sobre este caso.
GARA | LONDRES
Si en la reciente cumbre del Consejo Europeo el primer ministro británico, David Cameron, adoptó un discreto papel y evitó hacer declaraciones sobre el escándalo del espionaje a ciudadanos y líderes europeos, ayer pasó a la ofensiva y advirtió de que su Gobierno podría tomar medidas contra los periódicos que no actúen con «responsabilidad social» en sus informaciones sobre el espionaje, supuestamente realizado por EEUU, pero en el que también está involucrada Gran Bretaña.
En una comparecencia parlamentaria, Cameron señaló que no quiere recurrir a «órdenes» o «avisos D», como se conoce a las directrices oficiales para que un medio no difunda determinada información por motivos de seguridad nacional.
En cambio, apeló al «sentido de responsabilidad social» de los medios de comunicación. Pero amenazó con que si «no demuestran algo» de esa «responsabilidad social, será difícil que el Gobierno se mantenga al margen y no actúe» según 'The Guardian'.
Cameron defendió una «prensa libre», sin «censura previa», y señaló que su gobierno ha intentado «hablar con los medios y explicar lo perjudiciales que pueden ser algunas cosas»
Fruto de este diálogo, según Cameron, el diario «The Guardian» «destruyó parte de la información y de los discos» que había recibido del exanalista de la NSA Edward Snowden. No obstante, lamentó que, pese a este acuerdo inicial, el periódico haya seguido difundiendo «más material perjudicial».
Según los documentos de Snowden, el centro de escuchas británico, conocido como GCHQ, utilizó el sistema de espionaje PRISM de EEUU para acceder a datos privados de ciudadanos a través de internet.
Cameron insistió en que el país debe sentirse «orgulloso» de las actividades de sus servicios de inteligencia y defendió a sus «héroes y heroínas silenciosos».
«Vía diplomática»
Por su parte, la Casa Blanca afirmó ayer que se toma «muy en serio» las preocupaciones surgidas en algunos países aliados por las revelaciones sobre el supuesto a autoridades y ciudadanos y, sin entrar a valorar casos concretos, subrayó que el Gobierno resolverá todas las dudas por la «vía diplomática».
Asimismo, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, señaló que la revisión de los programas de espionaje de la NSA estará lista a fin de año, aunque no confirmó si el presidente, Barack Obama, desconocía el seguimiento a líderes mundiales como publicó «The Wall Street Journal».
Carney recordó que Obama ordenó revisar esos programas el pasado verano, cuando salieron a la luz mediante los documentos filtrados a la prensa por Snowden.
Según altos cargos del Gobierno estadounidense citados el diario, la Casa Blanca ordenó en verano la suspensión de varios programas de espionaje de la NSA al conocer que incluían las comunicaciones de líderes europeos como la canciller alemana, Angela Merkel.
Los funcionarios reconocieron que el presidente estadounidense debe dar su aprobación a una serie de «prioridades» de inteligencia general, pero que las decisiones sobre objetivos específicos las decidían cargos subalternos. Carney evitó ayer confirmar estas informaciones.
El supuesto espionaje masivo de EEUU fue objeto de duras críticas ayer en la audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al ser considerada como «intimidatoria» y una «forma de censura», mientras Washington prometió responder por escrito en un mes.
Una ciudadana británica, Lauri Love, de 28 años, detenida ayer, es acusada por EEUU de haber pirateado supuestamente varios sistemas informáticos del Ejército estadounidense, de una agencia del Pentágono y de la NSA.
«Nuestra confianza se ha visto sacudida», afirmó el alemán Elmar Brok, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo, que participa en la delegación que se encuentra en EEUU para hablar sobre el impacto de los programas de vigilancia sobre los derechos fundamentales de los ciudadanos de la UE. «No es aceptable que, por ejemplo, la canciller Merkel y otros hayan sido espiados durante más de 10 años», añadió, lamentando que Washington «no haya dicho toda la verdad» cuando la UE preguntó por las informaciones de Edward Snowden. El Parlamento alemán celebrará un pleno extraordinario el 18 de noviembre para debatir el espionaje a Merkel.Mientras, el escándalo se extiende al Estado español e Italia. Madrid reclamó ayer a Washington explicaciones por las presuntas escuchas, que según el diario «El Mundo» afectaron más de 60 millones de llamadas telefónicas en ese país entre diciembre de 2012 y enero de 2013. Madrid siguió los pasos de Berlín y Londres, y el embajador estadounidense James Costos fue convocado por el Ministerio español de Exteriores, que aseguró que estas «prácticas, de ser ciertas, son impropias e inaceptables entre socios y países amigos» e instó al embajador a que facilite «toda la información necesaria sobre las supuestas escuchas realizadas en España». El ministro, José Manuel García-Margallo, advirtió de que, si se confirman, podría acarrear «la ruptura del clima de confianza» entre ambos países. Además, según medios locales, la NSA espió más de 46 millones de llamadas telefónicas en Italia en menos de un mes entre finales de 2012 y principios de 2013. GARA