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No esperar a ver qué pasará

Joseba VIVANCO

Decía Ernesto Valverde en la previa de ayer que el 4-1 del Villarreal al Valencia, como el 0-5 del Celta al Málaga, como el 0-1 del Granada al Elche, dan pistas de la igualdad que hay en esta Liga de las estrellas sin brillo. A lo mejor Txingurri lo dijo para ponerse la venda antes de la herida de su visita a Getafe, pero tampoco ese es su estilo. Más que igualdad yo lo llamaría mediocridad. Y en mitad de esa medianía es donde este Athletic debe sacar provecho. El propio técnico dejó claro que tiene una plantilla amplia como para afrontar tres partidos en siete días; yo diría más, dispone de un fondo de armario como para incluso ser el tuerto en la Liga de los ciegos. Este Athletic actual no se puede escudar jamás en el adocenamiento de una competición en la que ni siquiera Barcelona y Madrid responden a las expectativas, para navegar sin timón firme entre los partidos de casa y a domicilio, entre actuaciones serias y empanadas sonrojantes.

Este Athletic tiene mimbres suficientes para, más allá del consabido y lógico discurso de puertas afuera del `partido a partido', disputar todo el campeonato los puestos europeos y terminar instalado en ellos. Ese debe ser el objetivo esta campaña y estoy seguro de que esa es la meta de Directiva, entrenador, plantilla y exigencia de su masa social, tanto la que paga como la que no. Un vistazo a la tabla nos revela por dónde pululan Betis o Málaga, o la irregularidad del Sevilla o Valencia, o las dificultades de la Real Sociedad. Villarreal y Getafe están arriba, sí, es verdad que siempre hay un equipo revelación, sí, pero hasta cuándo. El bajón les llegará a todos, sí. Al Athletic también, sí. Pero no me digan que no hay plantilla suficiente como para afrontarlo con garantías y dotarse de una regularidad que lleve a ese objetivo europeo. En el fondo no se trata sino de dejar de mirarse al ombligo y ponerse metas ambiciosas.

Hace dos temporadas este club lo hizo. Y, siendo verdad que en el momento decisivo a los protagonistas les entró el pánico, no lo es menos que esa mentalidad de pensar como equipo grande que se es nada tiene que ver con tener mejor o peor plantel, sino precisamente con eso, con estar convencido de ello. Con estar persuadido de que uno va a Getafe pero para ganar y gana. Como cuando se fue al Saánchez Pizjuán o al mismísimo Old Trafford. «Como futbolista, lo que me daba más pánico era ir a un partido sin saber qué iba a pasar, qué iba a hacer el contrario. Como entrenador, siempre he intentado decirles a los jugadores: `Señores, hoy va a pasar esto y si hacemos esto vamos a ganar el partido'. El placer de transmitirle a los jugadores lo que va a pasar es lo que le da sentido a esto», confesó Pep Guardiola. El Athletic es quinto. El Elche espera. Y el temible Atlético. Mejor pensar qué va a pasar, que esperar a ver qué pasa.

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