Gazte Jaialdia fue el nombre con el que arrancó lo que años después sería Pikurock. Van ya doce ediciones, donde veteranos y gente joven suman experiencia y vitalidad para que la organización vaya como las ruedas de un Red Bull. «Se puede decir que ya somos veteranos en el panorama musical de Euskal Herria. Y se nota, porque cada vez viene más más gente a pasárselo bien y la organización de todo el festival va más rodada. Creemos que esta fecha ya ha quedado lo suficientemente grabada en las retinas de los jóvenes euskaldunes y rockeros», apunta Oskar Garcia, uno de los veteranos en el cuadro organizativo, quien también destaca las relaciones tan intensas y positivas que se generan tanto interna como externamente: «Se genera un espíritu especial que contagia. Es grande ver el local lleno de gente y poder abrazarte con los compañeros de organización y decir, ¡joder otra vez, prueba superada! La gente joven se lo toma con una responsabilidad increíble y de la ilusión que le meten al asunto ni hablamos. Increíble».

La historia de los festivales comprometidos, de las propuestas encaradas con el poder y su rodillo, en la mayoría de los casos han contado con momentos de zozobra por los palos entre las ruedas; sin embargo, en un país perseverante, con las metas claras , consolidadas y, en cierto modo, acostumbrado a soportar porrazos, se sigue adelante. Garcia recuerda: «Hemos tenido algún amago y retirada de subvenciones en años de gobierno en Ayuntamiento más oscuro en nuestro pueblo, la ya injusta conocida censura a SA nos tocó de lleno, pero no se atrevieron a prohibirlo como es el caso de Gasteiz. Aprovechamos desde la organización para mandar un abrazo solidario a la gente de Udazkenfest y en lo que se les pueda ayudar ya saben dónde estamos, si no nos apoyamos en pro de la libertad de expresión a dónde vamos a llegar. Lo dicho mucho ánimo a los organizadores de Udazkenfest y que estaremos en el concierto que van a organizar, eso asegurado».

Para el presente Pikurock cabría apuntar que no se ha recurrido a lo más fácil o previsible, que hay sorpresas, es un riesgo, pero también aporta oxígeno y capacidad de sorpresa. «Los doce carteles que hemos tenido han sido impresionantes. Casi siempre entramos en la discusión entre jóvenes y canosos: que si este grupo es de viejos, que si la juventud quiere caña. De todas formas, hoy en día siguen dándole los mismos grupos que cuando yo bebía kalimotxo caliente en una botella de plástico, y ya ha llovido», reflexiona Garcia.

Cartel rockero variado

Este Pikurock quería «tocar un poco todos los palos» y, en la medida de lo posible, lo ha conseguido, ya que todas las formaciones aportan visiones diferentes de la escena musical. Todo es rock, pero con diferentes perfiles, incluido Tximeleta, banda de Etxarri Aranatz.

Aviso con corneta: «El concierto es este sábado y comienza a las 20.30, apertura de puertas. Avisar que tendrán a su disposición deliciosos bokatas de alta cocina para cenar e incluso, si eres de los más parranderos, para almorzar. Además, el servicio de cocina es para toda la noche. Si el frío o la lluvia llegan, que nadie tenga miedo: hay una zona exterior con carpa y el concierto es en el polideportivo, y con la gente que nos vamos a juntar frío seguro que no pasamos», concluye Oskar Garcia