EIBAR 3 

ZARAGOZA  2

Amaia U. LASAGABASTER

El Eibar confirmó su momento dulce con una victoria de prestigio. Tres puntos que deben reforzar a los azulgranas por la forma y por el fondo.

Este último es evidente. El equipo de Gaizka Garitano se encuentra con que ha conseguido ya un tercio de los puntos que necesita para conseguir su objetivo cuando todavía no se ha completado el primer cuarto del calendario. Los nueve últimos de tacada. En cuanto a las formas, tampoco hay dudas. Ha sido muy superior a sus rivales en estos últimos encuentros.

También ayer -pese a que, después de 360 minutos imbatido, encajó dos goles-, cuando se apuntó una victoria de prestigio ante uno de los rivales con más cartel de la categoría. No solo ganó y lo hizo con justicia, sino que fue capaz de superar un momento muy delicado cuando, con un par de golpes de fortuna, el Zaragoza neutralizó los dos goles de ventaja con los que la escuadra guipuzcoana se había ido al descanso.

Había sido el premio a un primer tiempo inmaculado, en el que el Eibar impidió que los peligrosos atacantes aragoneses se acercasen a la portería de Xabi -apenas hubo que contabilizar dos remates cruzados desde fuera del área- y buscó con idéntico éxito la de Leo Franco. Con un trabajo colectivo encomiable, pero en el que destacó especialmente la labor de Diego Rivas, dueño y señor del centro del campo, Yuri, en un espectacular momento de forma, Morales, igualmente al alza, y Arruabarrena. El capitán, a menudo incomprendido por la parroquia azulgrana, trabajó como acostumbra y encontró esta vez, además, el premio del gol.

Aunque el primero se lo apuntó Eizmendi, antes de la media hora, al aprovechar un rechace de Leo Franco tras una gran jugada de Morales. Diez minutos después, Arruabarrena enviaba un córner al palo, del que pudo resarcirse al filo del descanso, al cabecear a la perfección una asistencia de Yuri.

Tras el descanso el Zaragoza entró algo mejor. Y tuvo la suerte de su lado porque en su primera ocasión, una falta lateral, Raúl Navas introducía la pelota en su propia portería. En el colmo del infortunio, el balón, rematado por Henríquez, volvía a tocar en el central andaluz para convertirse en el 2-2 diez minutos después.

El Eibar no se resignó a perder dos puntos que sabía suyos. Reforzó su ataque y el fútbol fue justo. A diez minutos del final, repetía la jugada del primer gol, ahora por la banda izquierda y con Arruabarrena en el remate.