La presión internacional desactiva la última crisis en la RDC
El Movimiento del 23 de Marzo (M23) anunció ayer el fin de la lucha armada. El Gobierno de la República Democrática del Congo lo presentó como una victoria militar sobre el grupo guerrillero, que dominaba amplias zonas de Kivu Norte. Según el diario británico «Daily Telegraph», Londres y Washington presionaron a Rwanda para que se abstuviera de apoyar al M23 durante la ofensiva final del Ejército congoleño.
GARA | KINSHASA
El Movimiento del 23 de Marzo anunció ayer que «pone fin la rebelión», horas después de que el Gobierno proclamara que los insurgentes habían sido expulsados de las posiciones que ocupaban en el este de la República Democrática del Congo (RDC).
«Los días de ayer y hoy ha marcado un hito en la historia reciente de nuestro país», subrayó el portavoz gubernamental Lambert Mende, quien celebró el anuncio de los rebeldes como «una victoria militar innegable de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo sobre el M23».
Sin embargo, puntualizó que «la RDC se niega a emborracharse de este éxito militar. Queda mucho por hacer para estabilizar la situación en esta parte del país», el este, zona rica en minerales y fronteriza con Rwanda.
A través de un comunicado firmado por el jefe del ala política de la organización, Bertrand Bisimwa, la dirección del M23 anunció su decisión de poner fin a su «rebelión y proseguir, con medios puramente políticos, la búsqueda de soluciones a las causas profundas» que motivaron su creación.
«A tal efecto», todos los jefes militares deben «preparar los hombres de las tropas para el proceso de desarme, desmovilización y reinserción social cuyas modalidades se acordarán con el Gobierno», añadió.
La ONU, con presencia militar en la zona, y Kinshasa le habían exigido que anunciara públicamente el final de la lucha armada. como condición para firmar un acuerdo político .
El M23 se alzó en armas en abril de 2012 para protestar por el incumplimiento del acuerdo de paz firmado en 2009 entre el Gobierno y el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), un grupo guerrillero fundamentalmente tutsi.
Aquel acuerdo permitió la integración en el Ejército de guerrilleros del CNDP que, después, conformaron el M23.
En noviembre de 2012, lanzó una vasta ofensiva que le permitió ocupar durante diez días la capital de Kivu Norte, Goma, y que concluyó en diciembre con un acuerdo de paz y el inicio de conversaciones con el Gobierno en Kampala, que se estancaron al poco de comenzar.
En una cumbre celebrada el lunes en Pretoria (Sudáfrica), los países del sur de África y la región de los Grandes Lagos solicitaron al M23 «una declaración pública sobre la renuncia a la rebelión, tras lo que el Gobierno hará una declaración pública de aceptación». «Cinco días después de que esto ocurra, se podría firmar formalmente el acuerdo», recoge el comunicado firmado por los presidentes de Malawi y Uganda, Joyce Banda y Yoweri Museveni, respectivamente. El presidente congoleño, Joseph Kabila, estuvo presente en la cumbre, mientras que su homólogo ruandés, Paul Kagame, que rechazó en retieradas ocasiones los informes de la ONU sobre el respaldo de su país al M23, no acudió, si bien envió a su ministra de Exteriores, Louise Muhikiwabo.
Según reveló el diario británico «Daily Telegraph», el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y su homólogo británico, William Hague, telefonearon a Kagame el 25 de octubre para pedirle que Rwanda se abstuviera de apoyar a los guerrilleros del M23 durante la ofensiva final del Ejército.
A juicio del diario «Le Pontetiel», la presión diplomática británica y estadounidense son la clave para comprender «la facilidad» con que el Ejército se ha hecho «en menos de una semana» con el control de las posiciones que mantenía el M23 «desde hace más de un año».
El enviado especial de EEUU para la RDC y la región de los Grandes Lagos, Russell Feingold, afirmó que esta decisión camina en «la dirección adecuada».
Aseguró también que cuestiones como la amnistía y la reintegración de los guerrilleros en el Ejército son fundamentales para que el acuerdo no descarrile como en 2009.
El Gobierno congoleño ha acusado en varias ocasiones a países vecinos como Rwanda y Uganda de respaldar a los rebeldes del M23 en sus acciones para desestabilizar la región este del país. El 20 de noviembre de 2012, el M23 tomó la estratégica ciudad de Goma, que desató una fuerte ofensiva del Ejército.
El ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno congoleño, Lambert Mende, dijo que los últimos rebeldes «huyeron en su mayoría hacia Rwanda». «Quemaron 42 vehículos y sus depósitos de municiones; se dispersaron por todos lados, fue un sálvese quien pueda», añadió un oficial de las Fuerzas Armadas de la RDC.
La nueva prioridad del Ejército congoleño y de las tropas de la ONU son ahora los guerrilleros de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), en cuyas filas figuran numerosos combatientes hutus huidos de Rwanda tras el conflicto y el genocidio de 1994 y cuya presencia en el este de la RDC ha servido en numerosas ocasiones de excusa a Rwanda para intervenir en el país vecino.
De hecho, Kinshasa anunció ayer que «en breve» lanzará una operación contra las FDLR presentes en el país. «No hay lugar en nuestro país para ningún grupo armado», advirtió el ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno, Lambert Mende.
«El M23 encabezaba la lista. Ahora, este grupo ha sido reemplazado por la FDLR. Nosotros nos encargaremos de que también estos entreguen sus armas. La victoria contra los rebeldes del M23 no significa el fin de los esfuerzos por normalizar nuestro país, no es más que la antesala de la ofensiva que en breve lanzaremos contra las diversas milicias que operan» tanto en Ituri, un distrito del noreste rico en oro, como en Katanga, una provincia del sureste rica en cobre. GARA