De Blasio se preparaba para poner fin a la era Bloomberg con un rotundo triunfo
Los neoyorquinos acudieron ayer a las urnas para elegir a un nuevo alcalde, en unos comicios en los que el demócrata Bill de Blasio, al que las encuestas daban más de cuarenta puntos de ventaja sobre su rival republicano, se dirigía hacia una contundente victoria.
GARA | NUEVA YORK
El candidato demócrata a la Alcaldía de Nueva York caminaba ayer hacia un rotundo triunfo con el que poner fin a tres mandatos consecutivos del multimillonario Michael Bloomberg y a recuperar un Ayuntamiento que no gobierna desde 1993 a pesar de que en la ciudad los demócratas superan a los republicanos en una proporción de seis a uno. Al cierre de esta edición, los colegios electorales permanecían todavía abiertos, pero nada indicaba que no se fueran a cumplir los pronósticos de una contundente victoria, ya que la ventaja otorgada por las encuestas se ha mantenido en torno a los cuarenta puntos en las últimas semanas.
De Blasio, que ha denunciado cada día las desigualdades en la Gran Manzana, logró reunir en torno así una importante coalición ideológica y racial que representa a la gran mayoría de Nueva York, al incluir a blancos progresistas, latinos, negros y asiáticos que buscan un cambio de políticas tras doce años de mandato de Bloomberg. Según los sondeos, todos los grupos de población por raza, género y edad apoyaban mayoritariamente a De Blasio y un 68% quería un golpe de timón.
Ninguna de las iniciativas empleadas por el aspirante republicano, John Lotha, ni siquiera sus duros ataques, le han servido para convencer a la gente y acortar distancias.
Di Blasio basó su campaña en que la mejora económica de Nueva York de la era Bloomberg -muy valorada junto a la drástica reducción de la criminalidad- no se ha trasladado al 46% de los neoyorquinos que viven bajo el umbral de la pobreza (21%) o ligeramente por encima. integrantes en general de las minorías. Por eso ha defendido el aumento de los impuestos a los más ricos para financiar la educación preescolar para todos y las clases nocturnas. También ha sido muy crítico con la táctica policial de parar y cachear a personas sin causa aparente.
Según expertos, su posición como Defensor del Pueblo, cargo que ocupa desde 2009, le ha favorecido para detectar problemas y deficiencias en la gestión de Bloomberg a los que lanzar ataques sin tener la responsabilidad de aplicar soluciones.
Pero coinciden que tendrá dificultades si no cumple sus promesas, como la construcción de 200.000 viviendas a precios asequibles -hay 50.000 personas en albergues para los «sin techo» y otras muchas que duermen en la calle o en el metro-, el mantenimiento de los hospitales de distrito o la sustitución del jefe de la Policía, Ray Kelly.
Y es que De Blasio ha generado enormes expectativas de un cambio progresista que favorezca a la clase media y a las minorías en materias económica, educativa y policial tras el desgaste de su predecesor, cuya gestión sigue contando con un 45% de aprobación.
Defensor del aborto y de la igualdad salarial entre hombres y mujeres, Bill de Blasio, aseguró tras depositar su voto que «ha sido un camino largo para llegar hasta aquí. Es realmente emocionante».
La más que posible reelección ayer como gobernador de Nueva Jersey del republicano Chris Christie, a quien las últimas encuestas daban el 61% de los votos en un estado tradicionalmente demócrata, apuntaba, como días atrás señaló el excandidato presidencial de su partido 2012, Mitt Romney, que podría ser el salvador de cara a las elecciones de 2016 del Partido Republicano, profundamente dividido y con un 63% de desaprobación tras la reciente crisis presupuestaria provocada por su sector más ultraderechista del Tea Party.
Y es que la reelección de Christie, conocido por su franqueza, su energía y su capacidad de empatía, frente a la candidata demócrata Barbara Buono no implicaría solo comprobar que cuenta con la confianza de los habitantes de Nueva Jersey, sino que enviaría un mensaje al Tea Party y demostraría que sus posiciones más moderadas son electoralmente más rentables para el Partido Republicano que el radicalismo de extrema derecha.
Ayer se celebraron también elecciones en Virginia, donde el republicano Ken Cuccinelli, uno de los rostros más conservadores del partido, no parecía tener opciones de batir a su rival demócrata, Terry McAuliffe. GARA
Tras votar, el aspirante republicano a la Alcaldía neoyorquina, John Lotha, declaró que «para nada me siento desalentado. Ahora estoy trabajando en mi discurso de la victoria. Estoy muy contento y me siento optimista».