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Víctimas de ETA y de los GAL: «Reunirnos mitigó nuestro dolor»

Axun Lasa, hermana de Joxean Lasa, secuestrado y muerto por los GAL, y Fernando Garrido, cuyos padres y un hermano murieron en atentado de ETA, coincidieron ayer en que los encuentros en los que han participado para hablar de sus respectivas experiencias les han servido, «egoístamente», para mitigar su dolor. Intervinieron en una mesa redonda en la Universidad de Deusto titulada «Convivencia de las víctimas: la experiencia de Glencree».

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GARA | BILBO

Axun Lasa y Fernando Garrido participaron en la mesa redonda organizada por DeustoForum bajo el título «Convivencia de las víctimas: la experiencia de Glencree». Estos fueron unos encuentros secretos de 25 víctimas de ETA y de los GAL, que se denominaron así por la localidad irlandesa donde se celebraron, impulsados desde 2007 a 2012 por la dirección de víctimas del Gobierno de Lakua.

Los dos narraron su experiencia. Como recogió la agencia Efe, Lasa dijo que al principio, cuando le llamaron, sintió «una sacudida interior». «Necesitaba estar con las otras víctimas, dije en seguida que sí. Después vinieron los miedos, al qué dirán si se enteran», relató.

La llegada al aeropuerto, donde se juntaron para volar a Dublín, «fue muy tensa, ¿quién será quién?». «Tenía miedo a sentirme odiada; a odiar, quizá», añadió. Una vez en Irlanda, Lasa se sintió «muy emocionada»: «Primero me tocó escuchar el relato de los demás, hablé de las últimas. Se me movía mi propio dolor, me di cuenta de que estábamos todos igual, con miedo, contando, había lágrimas. Recuerdo sobre todo dos relatos que me llegaron muy hondo, porque contaban con mucha serenidad lo que les había ocurrido».

«Otros íbamos con más rabia, salieron palabras que hirieron. Me di cuenta de que con personas con las que más chocaba, una vez hablado, nos dimos un abrazo. Muchas veces ese abrazo (hoy) me da de comer».

Axun Lasa comentó que al escuchar al resto de víctimas, «mirándoles a los ojos» se dio «cuenta de verdad que existían, que estaban ahí».

«Una vez pasados los miedos, los recelos, los abrazos, algo importante había pasado, en la cena había algo que nos unía de dentro, cada risa, cada canto, iba unido a algo», aseveró.

Escuchar a las otras personas, agregó, le «ayudó a hacer autocrítica, en positivo». «Qué puedo hacer yo para que esto no vuelva a pasar», se preguntó.

«Entiendo a las víctimas que sienten tanta rabia y tanto odio, pero para mí la mayor beneficiaria de haber trabajado esa rabia y ese odio he sido yo. Después de esto, tengo la seguridad de que en la sociedad se pueden hacer estos cambios, buscar espacios de escucha, porque es algo que nos beneficia un montón», apostilló.

Fernando Garrido Velasco perdió en un atentado de ETA a su padre, gobernador militar de Gipuzkoa, su madre y un hermano. Coincidió con Axun Lasa en que la experiencia de Glencree «fue muy positiva, sobre todo egoístamente».

«Fue dura, hasta traumática, pero me ha hecho pensar. Siempre me he considerado abierto, incluso discrepante con la imagen de las víctimas que se ve en la prensa, pero siempre había sido en la intimidad. Tal vez por eso me llamaron», apuntó.

«Hicimos un grupo»

Garrido también recordó el encuentro en el aeropuerto: «El ambiente era frío, no sabíamos quién era quién. ¿Me va a dar dos besos? ¿No?». Una vez en Irlanda, recuerda «sobre todo la primera reunión», cuando cada uno contaba lo que le pasó.

«Fue muy violento, porque es una caja de los truenos que tenemos guardada y que no nos gusta abrir. No olvidado, pero no nos gusta abrirla. Además, contabas lo tuyo y escuchabas a los otros, que lo estaban pasando como tú, muy fuerte, y no solo los de tu lado, entre comillas, sino ver el dolor de los del otro lado», comentó.

«El ambiente fuera de las reuniones fue mejorando». «Los días de Dublín pasaron, pero hicimos un grupo, nos unieron, ese desnudarnos frente a los otros nos hizo un grupo que se mantiene con el tiempo», se felicitó.

el otro lado

«A mí me ha aportado mucho, me ha servido; sigo con mis ideas de antes, como todos, no hace falta cambiarlas, pero me ha abierto a ver el otro lado», concluyó Fernando Garrido.

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