En un comunicado hecho público ayer, Kutxabank señaló que el preacuerdo, al que no se sumaron ELA y LAB, «refleja la voluntad negociadora y la visión a largo plazo de las partes, que valoran la estabilidad y la solidez que se alcanza con el acuerdo en el complicado entorno económico».

El convenio será suscrito con una vigencia de cuatro años (de 2013 a 2016) y se ha pactado antes de que decayeran los convenios colectivos de Kutxa y Caja Vital, cuyos acuerdos reguladores finalizan el próximo 31 de diciembre. Uno de los cambios más «destacados» del nuevo convenio será la integración definitiva de las plantillas, mediante la aplicación de una única regulación y de un único marco laboral para todo el equipo humano de la entidad.

Kutxabank reconoció que el preacuerdo «se alinea con el objetivo de contener los gastos de personal» y contempla, en este sentido, la congelación salarial para los años 2013 y 2014, «aspecto que no afectará a las escalas más bajas de la plantilla».

Los incrementos pactados para 2015 y 2016 serán del 1,50% y del IPC, respectivamente. En la misma línea de contención del gasto, se suspenderá durante un año la aportación que realiza la empresa a los sistemas de previsión social voluntaria. El convenio colectivo incidirá también en la modificación de determinados mecanismos automáticos de generación de antigüedad, estableciendo limitaciones a la misma.

Entre los sindicatos que van a firmar, CCOO, tras señalar que someterá el acuerdo a la ratificación de sus militantes, lo calificó de positivo, ya que «ofrecerá a la plantilla de Kutxabank estabilidad y confianza en su futuro, respetando sus condiciones laborales».

Por su parte, ELA definió el convenio como «un sometimiento inapelable a la empresa, en todos los aspectos, tanto en los que se refieren a los distintos contenidos, como en los relativos a las garantías de aplicación de los acuerdos». El sindicato opinó que «ha llegado el momento de ajustar cuentas con la plantilla, como señalaba Mario Fernández en abril, tras la Asamblea de BBK».

Entretanto, LAB criticó que el acuerdo «oficializa la movilidad geográfica, recorta la antigüedad, congela los salarios, elimina la paga de 25 años para el personal nuevo y sacrifica la aportación a la EPSV. En una palabra, se sacrifica la plantilla». Este sindicato cree que «se mantiene opaca una parte de la empresa en la relación laboral, con las compensaciones (incentivos), fuente de amiguismos, nepotismos y recompensas a labores inconfesables».

Atutxa apoya a Sagredo

Entretanto, la presidenta del Bizkai Buru Batzar (BBB) del PNV, Itxaso Atutxa, respondió a los responsables del PP que criticaron la designación de Xabier Sagredo como nuevo presidente de BBK, que los tesoreros de la formación jeltzale pueden presidir la caja vizcaina, mientras «otros partidos» los tienen «en la cárcel».

De esta forma, Atutxa rechazó las palabras del parlamentario y portavoz de Economía del PP en la CAV, Antón Damborenea, que criticó el perfil «politizado» y poco «profesional» de Sagredo, «cuyo gran currículum consiste en haber sido gerente o tesorero del PNV». En una entrevista, Atutxa admitió que Sagredo tiene «ese perfil político de haber sido miembro de la ejecutiva vizcaína» del PNV, pero recomendó observar también «su perfil profesional».