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Gara > Idatzia > Euskal Herria 2006-03-10
Asier ARRONATEGI | Preso en el Reclusorio Norte de México
«Si analizan el caso, se darán cuenta de que es otra chapuza de Garzón»
Asier Arronategi, Jon Artola, Axun Gorrotxategi, Joseba Urkijo, Félix García y Ernesto Alberdi, presos en México desde julio de 2003, llevan un mes esperando a que la Suprema Corte de Justicia decida si son o no extraditados. «Las opiniones entre los jueces están muy divididas y hay muchas dudas», destaca Arronategi, sin obviar «las presiones del Gobierno español».

Si analizan el caso en profundidad, se darán cuenta de que estamos presos por una chapuza jurídica de Baltasar Garzón y que no hay argumentos para nuestra extradición», resalta en esta entrevista a GARA Asier Arronategi. Este esprecisamente el mensaje que desea hacer llegar a la Suprema Corte de Justicia.

­La resolución de la Suprema Corte de Justicia mexicana se está retrasando. ¿Para cuándo la esperan y cómo están viviendo esta larga espera?

Parece ser que es una incógnita y, realmente, no sabemos cuáles son los motivos del atraso. Creo que uno de los motivos es que el tema está muy peleado; las opiniones entre los ministros están muy divididas. Hace un mes dijeron que iban a empezar a analizar nuestro caso y hoy es el día en que aún no han comenzado. La última vez que iban a hacerlo fue el 28 de febrero pero como faltaba el presidente de la sala, uno de los ministros (jueces) propuso retrasar la sesión porque quería que el caso se tratara en presencia de los once ministros. En este momento, no hay una fecha exacta de cuándo empezarán, puede ser mañana o en próximas semanas. Para los familiares esta larga espera supone un tremendo desgaste físico y económico, además de un riesgo, porque aquí también tienen que salir a la carretera para visitarnos. Nosotros lo estamos viviendo con tranquilidad y esperanza, aunque la incertidumbre está en el aire. Hemos conseguido hacer una buena piña y eso nos ha ayudado a sobrellevar todo esto. Como te comentaba al principio, entre los ministros hay muchas dudas y, a veces, hemos sentido la presión del Gobierno español. Cada vez que ha habido un momento en el que parecía que iba a haber una decisión, Baltasar Garzón ha venido a México.

­¿Es posible augurar cuál será la decisión de los jueces?

Es muy difícil saberlo, es como una quiniela. Lo que sí hemos podido comprobar es que la decisión está muy peleada. Ellos son once y están divididos en dos grupos. En el medio hay tres o cuatro indecisos que aún no sabemos para dónde tirarán. Es muy difícil vaticinar lo que ocurrirá. Hemos sabido que el Gobierno español, por medio de la embajada u otras vías, ha estado presionando, pero la cosa tampoco está tan clara.

­Han pasado más de dos años desde que fueran detenidos en diferentes puntos de México. ¿Qué balance realiza?

Si algo hemos sacado en positivo ha sido el cambio en la opinión pública. Hemos recibido un montón de muestras de solidaridad de diferentes sectores políticos y sindicales, de grupos de jóvenes, de periodistas, etc. Cuando nos detuvieron en julio de 2003, la gente nos veía como bichos raro y, por todo lo que se había dicho en prensa y televisión, casi esperaban encontrar a Bin Laden. En la medida en que el caso ha ido cobrando notoriedad pública, esta visión también ha cambiado. En el trato con los periodistas, por ejemplo, hemos percibido que la opinión que tenían sobre nosotros ya no es la misma, ha habidoun giro de 180 grados en favor nuestro. Diferentes circunstancias han llevado a esto. Al margen del nuestro, muchos casos de la Procuraduría General de la República han acabado en fiasco y se ha demostrado que habían sido montajes. Aquel boom mediático ha dado la vuelta a nuestro favor. En estos dos años y medio, además, han ocurrido cosas importantes, entre ellas, el 11-M. La imagen de Aznar en México quedó muy deteriorada. Ya lo estaba de antes, porque, previamente, había viajado a México para presionar a Vicente Fox para que se posicionara a favor de la guerra contra Irak. La PGR y el actual gobierno foxista han tenido muchas actuaciones desafortunadas. La gente ha ido contextualizando nuestro caso.

­¿Qué alcance mediático tuvo la presencia del mahaikide Joseba Alvarez en el Parlamento mexicano, donde dio a conocer la Declaración de Anoeta? ¿Y las muertes de Angulo y Sainz?

Sobre la manifestación del sábado en Santurtzi, la televisión mexicana tituló de la siguiente manera: «Represión violenta por parte de la Policía contra una manifestación pacífica que protestaba por la muerte de dos militantes de ETA». Aunque con el 11-M el Gobierno de Aznar intentó manipular a todos los medios de información y diplomáticos, desde fuera las cosas rápidamente se empezaron a ver de otra forma. Y lo mismo ha ocurrido ahora. Bastante gente nos ha preguntado acerca de un eventual proceso de resolución. Eso sí que ha tenido eco.

­¿Qué sensación les provocó la noticia de la muerte de los presos Angulo y Sainz?

Tristeza, rabia e impotencia contenida por haber perdido a dos compañeros y no poder hacer mucho desde aquí.

­En julio de 2003, resaltó que «hoy día, cualquier ciudadano vasco en México tiene miedo, sobre todo, por la impunidad del Estado español». ¿Ha cambiado en algo esta situación?

La Policía española tiene sus tentáculos en todas partes y sigue vigilando. Cuando nos detuvieron, tuvimos la percepción de que había agentes españoles pero, obviamente, se cuidaron mucho de hablar para no ser identificados. Casualmente, en nuestra misma cárcel han caído elementos de la Policía Federal de Investigación que estuvieron involucrados en nuestros seguimientos. Ellos nos han comentado que la Policía española presionó para que nos controlaran y detuvieran.

­Para finalizar, ¿qué mensaje trasladaría a los jueces?

Que analicen el caso en profundidad y así se darán cuenta de que estamos presos por una chapuza jurídica de Garzón y que no hay argumentos para que seamos extraditados. Es increíble que todos tengamos la misma petición, no hay diferencias de una a otra, sólo cambian nuestros nombres. Ni siquiera concreta lo que supuestamente hicimos ni cuándo. -


 
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