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Gara > Idatzia > Euskal Herria 2006-04-30
ENTREVISTA * Miguel Buen, Presidente del PSE de Gipuzkoa y vicepresidente del Parlamento de Gasteiz
«El foro multipartito se constituirá posiblemente después del verano»
·Los jueces pueden actuar por impulsos políticos, pero suyos propios, no del Gobierno

El líder del PSE en Gipuzkoa y vicepresidente del Parlamento de Gasteiz, Miguel Buen, defiende en una entrevista a GARA que debe haber una separación «clara, no sólo en lo físico, sino en lo intelectual» entre la negociación Gobierno español-ETA y la mesa de partidos. En cualquier caso, subraya que este último foro «se constituirá posiblemente a la vuelta del verano». Junto a ello, glosa la importancia del PNV y valora muy positivamente el discurso de Josu Jon Imaz.

Miguel Buen ve «con optimismo» el momento actual, aunque también «con una cierta preocupación por la multi- plicidad de declaraciones que ayudan poco a avanzar, en un proceso que va a ser largo y complicado. Los responsables políticos y los propios medios debiéramos tener más prudencia de la que tenemos y empujar en la misma dirección».

­¿Cuáles son esas declaraciones que le preocupan?

Las que en la última semana ha hecho el presidente del Gobierno de Navarra, las que ha hecho Acebes y las que ha hecho también María San Gil no ayudan demasiado en este camino. Pero tampoco algunas de las que ha hecho Batasuna con respecto a Navarra. El Gobierno ha dicho por activa y por pasiva que el estatus de Navarra no está en cuestión. Navarra, en las normas legales actuales, tiene la posibilidad de vincularse a la Comunidad Autónoma del País Vasco o de seguir con su estatus actual.Eso lo decidirán los navarros a través de su representación política. Unos, mintiendo descaradamente, están diciendo que el Gobierno ha pactado con ETA la entrega de Navarra y otros están diciendo que sin Navarra no puede existir acuerdo. Los navarros serán lo que ellos decidan, tanto por la ley como por su propio carácter.

­La izquierda abertzale asegura que el Gobierno español «va por muy mal camino»...

Creo que eso es un discurso que tiene que hacer de cara a sus bases. La izquierda abertzale sabe que el Gobierno tiene que cumplir con la legalidad y sabe que en materia judicial el Gobierno tiene poco que hacer, más allá de la acción de la Fiscalía General que puede ser impulsada por el Gobierno. Pero el resto de los órganos judiciales gozan de una independencia total. Esto no significa que no haya jueces que se muevan por impulsos políticos, pero serán sus impulsos políticos, no los del Gobierno. Si alguien delinque, es evidente que la Policía le tiene que detener. Por otra parte, no se puede minusvalorar que un gobierno democrático haya hecho público que está dispuesto a reunirse con la representación de una organización terrorista cuando constate que el alto el fuego es real.

­Dice que a quien delinque hay que detenerle. Pero cuando a alguien se le detiene y se le incomunica durante cuatro días y denuncia torturas...

Pues hay que investigar esa denuncia hasta las últimas consecuencias. Y si de verdad se han producido torturas, sobre quien las ha llevado a cabo debe caer todo el peso de la ley.

­¿Ustedes son conscientes de que la izquierda abertzale, más allá de los mensajes públicos, está preocupada por cómo pasan estas semanas?

Desde mi punto de vista, la izquierda abertzale no tiene motivos para estar preocupada. El Gobierno está cumpliendo escrupulosamente lo que había comprometido, que es constatar que el alto el fuego es real y abarca las acciones armadas, la extorsión y la kale borroka. Una vez comprobado eso, a finales de mayo o primeros de junio, el presidente va a ir al Congreso a pedir permiso para establecer contacto con ETA de manera oficial. La izquierda abertzale también tiene que hacer sus deberes, tiene que trabajar en la cultura de la paz, tiene que ir desarmando el discurso que ha fomentado tanto odio a todo lo que representa España, tanto a sus símbolos como a quienes legítimamente defendemos que Euskadi es una parte de España. Somos conscientes de que eso no se puede hacer de un día para otro, pero tiene que ir avanzando por ese camino y también en la aceptación de las reglas de juego. Lo cual no significa que no intente cambiarlas, pero desde posiciones democráticas. Debe trasladar muy claramente a sus bases que el ejercicio de cualquier tipo de violencia no es compatible con la defensa de posiciones políticas. Y, sobre todo, debe considerar al adversario político como adversario y no como enemigo.

­Esa declaración se hizo casi textualmente en Anoeta el 14 de noviembre de 2004...

Pero luego no se ha llevado a la práctica. Quizá a Permach o a Otegi les parezca que han avanzado muchísimo, pero quienes hemos estado sufriendo directamente las coacciones no lo hemos vivido así. En las declaraciones que hizo Permach sobre los dos últimos atentados de Barañain y Getxo se avanza, pero podían perfectamente haber condenado los atentados. Y no terminan de dar ese paso. ETA ha dicho claramente que declara un alto el fuego y debiera ser un momento en el que la izquierda abertzale tuviese menos dificultad para hacer una renuncia expresa a la utilización de la violencia para conseguir fines políticos.

­A los pocos días del anuncio del alto el fuego, Jesús Eguiguren dijo que este proceso «tiene los cimientos muy bien construidos». ¿Cuáles son esos cimientos?

Hay un convencimiento por parte de ETA de que después de 40 años de terrorismo ha avanzado muy poco en los objetivos que se había marcado, ve que pasa el tiempo y muchos de sus militantes están en las cárceles, y se produce un agotamiento. Además, a nivel internacional no hay connivencia con ninguna acción terrorista. Todo eso le lleva a convencerse de que tiene que buscar una salida. Y, por otra parte, hay un Gobierno socialista, con su presidente a la cabeza, que está dispuesto a arriesgar para conseguir la paz y para que en Euskadi se pueda hablar de política sin ningún tipo de condicionamiento. Eso son bases solidas. El Gobierno y el PSOE no están haciendo cálculo electoral con esta cuestión, porque si hubiera hecho ese cálculo la posición, probablemente, hubiera sido seguir como se estaba. Pero prefiere arriesgar. No se podía seguir con la situación en la que estábamos, en la que en tres años no había atentados mortales, pero seguían la violencia y la falta de libertades. Eso para algunos podía ser tolerable y les podía venir bien, pero para el PSOE, no.

­No se busca el rédito electoral, pero las encuestas indican que la sociedad ha visto bien ese movimiento...

Pero también nos arriesgamos a pegarnos una torta si hay un fracaso, y va a haber gente que va a intentar que el proceso no sea un éxito. El presidente de Gobierno, al que se le consideraba como interino y se le apodaba «Bambi», ha demostrado que es capaz de llevar adelante sus proyectos contra viento y marea. Y a pesar de las manifestaciones que le han montado, si se comprueba que el alto el fuego es real, una representación oficial se va a reunir con ETA. La mayoría de la sociedad española y de la vasca quiere que eso sea así para conseguir la paz. Igual que le exige que con ETA no acuerde cuestiones de carácter político, entendidas como tales las de carácter institucional o sobre el encaje de Euskadi en España. De eso tendremos que discutirlo entre los partidos políticos.

­¿Cuál es la hoja de ruta diseñada por el Partido Socialista para ese debate entre partidos?

Debe haber una separación clara, no sólo en lo físico, sino también en lo intelectual, entre las dos mesas, de forma que nadie, ni haciendo la manipulación más burda, pueda trasladar a la sociedad que ETA tutela el foro multipartito en el que se está hablando de política. ¿Cuándo se puede dar la constitución de ese foro? Posiblemente a la vuelta del verano. Otra cosa es que los distintos grupos políticos puedan estar hablando de manera que se establezcan las bases sobre las que se tiene que sustentar ese foro.

­¿Esas bases pueden estar asentadas para después del verano?

Podrían estarlo.

­¿Y quién se sentaría en esa mesa?

Todos los partidos que acepten las reglas democráticas.

­En alguna ocasión han hablado de que se sentarán los partidos legales y parece difícil que Batasuna pueda ser legal en ese plazo...

¿Por qué? Lo tiene tan sencillo ­y a uno le da la impresión algunas veces de que tan difícil­ como decir expresamente que repudia el ejercicio de la violencia para la consecución de fines políticos. Eso es lo que dice la Ley de Partidos. No dice que un partido independentista no pueda ser legal. Lo que ocurre es que todo esto se ha manipulado mucho, porque en muchas ocasiones el anterior Gobierno y el partido que lo sustentaba actuaron de manera demasiado burda. No veo imposible que el mundo abertzale tenga una representación política perfectamente legal a la vuelta del verano.

­La Ley de Partidos también apunta que los dirigentes de un partido ilegal no pueden liderar un nuevo partido...

Bueno... yo no tengo eso tan claro, porque eso es interpretable. A nuestro entender, esa mesa se queda coja si no hay una representación del PP y se queda coja si no hay representación del mundo abertzale. De la misma forma que los acuerdos a los que se pueda llegar se quedan cojos si no participan de ellos una representación cualificada de las dos grandes tendencias que hay en el país, la constitucionalista y la soberanista. De otra forma, los acuerdos se romperían en cuanto hubiera una alteración de las mayorías electorales. La foto ideal sería una en la que estuvieran una representación del abertzalismo radical, del PNV, de PP y del Partido Socialista suscribiendo un documento de acuerdo político para la institucionalización de Euskadi.

­¿Cuáles pueden ser las bases de ese acuerdo tan amplio?

A mí se me escapa, porque todavía estamos muy al principio.

­Jesús Eguiguren hablaba en un libro de que no debe haber más límites que la metodología que se acuerde para la propia mesa. ¿Eso hasta dónde puede llevar?

No lo sé. Yo sé cuáles son nuestras posiciones, pero eso no significa que tengan que ser los límites. Desde un punto de vista razonable, parece que los límites, salvo en el tema de la financiación, están marcados por el Estatuto catalán, al menos para nosotros. Pero, en todo caso, es muy aventurado decirlo ahora mismo. Estamos todavía en contactos con los partidos para tratar de desbrozar el camino para sentar las bases de funcionamiento de esa mesa.

­¿Con qué partidos mantienen conversaciones? ¿Con todos?

Con los partidos.

­¿No suena un poco raro que el presidente pueda autorizar hablar con ETA y oficialmente no se hable con Batasuna?

Bueno... ya veremos.

­El presidente del Gobierno está demostrando que quiere darle un trato de favor al PNV. ¿Puede eso entorpecer o limitar la actividad del PSE como oposición en la CAV?

El PNV es un partido importantísimo en el país. No hay que olvidar que es la principal fuerza en el Gobierno durante los últimos 25 años, y lo es en dos de las diputaciones, en muchos ayuntamientos... Hay que cuidarlo y tenerlo presente en todos los aspectos. El presidente está tratando al lehendakari con absoluto respeto, dándole de manera exhaustiva toda la información de la que dispone, y al partido le da una posición privilegiada que es normal que tenga. Pero esto no coarta para nada la posición del PSE.

­Se ve que ustedes miman a Josu Jon Imaz y dan mucha leña al lehendakari...

El discurso de Josu Jon Imaz es mucho más moderado que el del lehendakari y dice cosas que a nosotros nos parecen razonables, como anteponer la consecución de la paz y el final del terrorismo a cualquier discusión de tipo político partidario. El lehendakari mezcla mucho más las cosas y da motivos para criticarle.

­¿Cómo se dibuja la situación de los presos a partir de ahora?

¿De qué va a hablar el Gobierno con ETA? Del desarme, de la situación de los presos y de la gente que está fugada y no tiene delitos de sangre. La dispersión fue una herramienta diseñada para que ETA tuviese el menor grado de influencia posible sobre el colectivo de presos, de manera que aquellos penados que optasen por el abandono del terrorismo y por la reinserción lo pudieran hacer sin estar sometidos a una pre- sión insoportable. Una vez que desaparezca el terrorismo de ETA esa situación tendrá menos sentido.

­No se observa que ese instrumento haya dado resultados en los últimos quince años...

Ha sido más exitoso de lo que la propia izquierda abertzale va a reconocer nunca. Ha habido bastante gente que ha salido de la cárcel antes de lo que le hubiese correspondido porque se ha acogido a medidas de reinserción o de redención de penas en contra del criterio de la banda terrorista.

­¿Cuál puede ser la reacción del PP en esta cuestión?

Ya vemos en qué posición están algunos dirigentes, contando mentiras sobre Navarra y sobre hipotéticos acuerdos entre el Partido Socialista y ETA, porque no dicen Batasuna sino ETA. El otro día me enseñaban un supuesto acuerdo entre Jesús Eguiguren y Arnaldo Otegi en el que comprometían la creación de un supuesto órgano entre Navarra y el País Vasco. Y eso está extraído de un libro que escribió Jesús Eguiguren, “Los últimos españoles sin patria (y sin libertad)”, donde se preguntaba qué problema podría existir, desde un punto de vista democrático, para que hubiese un órgano de coordinación entre el parlamento de Navarra y el vasco, o incluso con la asamblea departamental de los Pirineos Atlánticos. O que lo hubiese también con la Rioja. Con Navarra tenemos aspectos culturales en común, como puede ser la lengua en parte del territorio, y cuestiones de infraestructura que necesariamente son comunes. No hay ningún problema para que haya un órgano de coordinación. Más problemas habría si eso se quiere elevar a una especie de Dieta como la alemana en tiempos del Imperio Austro-Húngaro. La posición del PPes absolutamente desmesurada en esta cuestión, como en casi todo lo que ha hecho el Gobierno, porque no ha asumido que por sus errores, por haber mentido y por haber tratado de manipular a la sociedad, perdieron las elecciones. También intentarán manipular a las asociaciones de víctimas en contra del proceso. -


 
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