La tele se carga de paradojas. Es una paradoja en sí misma. Lo que vemos no existe. Lo vemos, lo escuchamos, pero si lo queremos tocar no existe, es un simple objeto en el que se reflejan imágenes que vienen por conductos indescifrables. Bueno yo hay momentos que me pongo a pensar que ahora mismo me puede estar atravesando por el páncreas la imagen codificada de J.J. Ibarretxe o de Rajoy y me quedo espasmódico. ¡Quita, quita! ¿Y el wifi? Las fotos de J.J. Imaz, o las de Acebes que está transmitiendo alguien cerca de mí, es lo que me hace carraspear. Seguro.

Paradojas de toda índole. Por ejemplo que la Academia de la televisión no tenga canal que le emita su gala de premios. Esto es como poner un colmado de colmillos en Estocolmo. O más aún: perder un imperdible, que son desde que yo me sabía de memoria los reyes godos los dos colmos de los colmos, más colmados. Pues bien, una Academia sin académicos solventes, una gala sin cadena, un Jesús Hermida sin discurso catódico. Así está el asunto. Los despistes generales crean despistados.

Hoy lo que llamamos televisión, paradójicamente, no es nada más que unos votos en unas urnas, las autonómicas y públicas y unas acciones que suben y bajan en la Bolsa, las otras. El resto es un vídeo clip de Sofres. Una ruleta de las audiencias. Por cierto, que vuelven las ruletas con fortunas, los lagartos del espacio, la manera de encontrar a la media naranja, pero con aditivos y todo aquello que en algún momento fue algo televisivamente. Bueno, hasta hablan de la danza en la tele. Poco, y en el día Internacional de esta disciplina artística. Preguntas tontas y paradójicas, ¿se puede considerar danza lo que hacen los lunes los amigos de Anne Igartiburu? ¿Y lo que hacen los cuerpos de baile del Moreno la noche de los sábados? Ahora mismo, si nos atenemos a los mensajes reiterados de los anuncios, se trata de llegar hasta el Mundial de Fútbol como sea. ¿Qué cuanto falta? Un mes en el que habrá finales europeas y llantos y crujir de dientes con los descensos y ascensos de las ligas de fútbol. Claro, y las motos y los coches. Estos no te atraviesan, estos se seccionan.-