La gran carpa instalada por el Aula de Cultura de Getxo en la Plaza de la Estación de Areeta estaba ayer por la mañana muy animada. Los jóvenes artistas seleccionados para exponer durante todo el fin de semana sus obras, pasado ya el estrés del montaje, saludaban, abrazaban a los viejos conocidos, comentaban sus obras a las visitas, se tomaban los aperitivos llevados de casa y atendían a los primeros galeristas, coleccionistas y «cazatalentos» que recorrían, libreta en mano, los stands.

Concebido como una plataforma que fomente e impulse la creatividad artística emergente en Euskal Herria, Getxoarte cumple su sexta edición. Algunos de los 60 jóvenes seleccionados este año de entre las 200 solicitudes recibidas repetían experiencia. Es el caso de Zaira Rasillo (Santander, 1983), que este año presenta una instalación titulada “Vínculo”, formada por unos autorretratos fotográficos y un largo hilo rojo extendido por el suelo, elementos con los que relaciona la fecundidad del artista con la de la mujer. «Es un certamen que tiene mucha difusión, pero lo mejor es el ambiente. Estar aquí con 60 artistas, compartiéndolo todo, es una gozada», decía a GARA. Otros se estrenaban en la carpa, como Neftalí Campo (Barakaldo, 1975), artista que experimenta con la pintura a partir de materiales reciclados de la industria, quien destacaba la importancia que este salón supone para un artista emergente. «Es una de las pocas formas de darte a conocer. Lo bueno de esto es que está limitado a los jóvenes». La mayoría de los participantes en Getxoarte estudia en la Facultad de Bellas Artes de la UPV, pero también los hay becados en algunos de los museos públicos de la CAV o en centros municipales como Bilbao Arte o Arte Leku.

Dámaris Pan (Eibar, 1983) despertaba ayer el interés de los coleccionistas con sus dibujos influidos por la libertad del trazo infantil, parte del trabajo que hizo durante su estancia como estudiante en Berlín. ¿Hasta qué punto se vende en esta feria? «Nunca lo sabes ­dice Alicia Fernández, comisaria de Getxoarte­. Pero la organización no entra ahí. Los tratos que pueda haber son directos entre el arista y el cliente».

Si algo llama la atención este año es el significativo aumento de trabajos audiovisuales. «Vivimos en el mundo de la imagen, hoy día todo el mundo usa cámara digital; es lógico que los artistas utilicen esas herramientas», dice Fernández. Entre estos trabajos audiovisuales destacan las películas de animación presentadas por Ingrid Buchwald o el experimento de Maider Bilbao, que tumba al espectador en una mullida cama, le envuelve en una tela y le proyecta imágenes de agua y mar. «A la gente le encanta. Es una vuelta total al útero materno», dice la artista bilbaina. Junto a estos trabajos experimentales convive perfectamente la pintura más tradicional, figurativa o geométrica, como la de José Mari Gutiérrez, Amagoia Ruiz o Eduardo Alsasua.

Toda una experiencia

Arte joven, arte emergente, que se ve en los contenidos y también en el montaje: imperfecto, pero vivo. «Lo que yo destacaría es el esfuerzo que realizan los artistas para el montaje. Para sólo tres días, algunos trabajan muy duro», apunta la comisaria. Como Francisco Meana, que llegó con su montón de folios dibujados, recortó y pegó las siluetas hasta formar el mural que expone en Getxoarte. O Leire Muñoz, que ha necesitado la ayuda de familiares y amigos para construir con escayola sus “Espacios vivenciados” dentro del stand. «Para ellos, Getxoarte muchas veces es una gran experiencia de cómo solucionar problemas de exposición. Es todo un reto», dice Alicia Fernández.

Lo que no cabe duda es que los jóvenes mantienen un buen nivel también en lo que a sentido del humor se refiere. Endika Basaguren, que ya llamó la atención hace unas ediciones al exponer un féretro con su cuerpo, trae este año un montaje en el que, bajo un cartel que reza “Silencio. Artista descansando”, enfrenta fotos de vagabundos durmiendo en una estación de tren con un muñeco con su rostro sumergido en un plácido sueño. Y, en una esquina, la demostración de que «todo es posible en Getxoarte». Un artista ha realizado algo así como la «decostrucción» del stand: ha bajado el techo y... ya está. -