Duodécima etapa: Livorno-Sestri Levante, de 171 kms.

Corredores Clasificación de la etapa

Incidencias: Philippe Gilbert (Française) y Michael Rasmussen (Rabobank) no tomaron la salida. Roberto Laiseka (Euskaltel) abandonó, tras verse involucrado en una caída en el kilómetro diez, como también lo hicieron Marc Scanlon (AG2R) y Andy Flickinger (Blt). Ivan Basso (CSC) mantiene el liderato.

Amaia U. LASAGABASTER

EIBAR

Con el esfuerzo de la contrarreloj por recuperar, la montaña en fortísimas dosis a punto de llegar y un trazado sin demasiadas dificultades, el guión de la 12ª etapa de este Giro parecía claro:escapada, calma para los líderes y, dependiendo de las ganas de trabajar de unos y otros, llegada al esprint o mini­volatta entre los fugados.

Se cumplió. Efectivamente, los gallos dejaron hacer, los peleones de turno completaron una larguísima escapada y uno de ellos, Joan Horrach, encontró el premio a su trabajo. Pero la noticia de la jornada, lamentablemente, hubo que buscarla en las caídas. Numerosas y, en algunos casos, con consecuencias muy negativas.

Roberto Laiseka se llevó la peor parte. A los diez kilómetros de carrera, una espectacular caída daba con los huesos en el asfalto de numerosos corredores, incluyendo nombres propios como los de Sergei Hontchar o Danilo Di Luca. Laiseka se salvó a la primera, pero fue arrollado por detrás con un resultado penoso:fractura de rótula, abadono inmediato y traslado al hospital. Una lesión no demasiado frecuente pero que, curiosamente, también le costó el abandono en este Giro a Alessandro Petacchi.

Para entonces, una quincena de hombres (Sella, Beltrán, Delage, McCarty, Belli, Labbe, Baliani, Krauss, Engels, Ongarato, Horrach, Bonnet, Calcagni, Mori y Ludwig) ya se habían ido por delante. Entre que ninguno de ellos inquietaba a los capos de la general y que la representación por equipos era numerosa, el pelotón dejó hacer y la ventaja de los fugados fue aumentando conforme avanzaban los kilómetros, hasta rondar los siete minutos.

Una fuga tan numerosa no daba confianza a ninguno de sus integrantes de cara a un sprint en grupo, con lo que los ataques no se hicieron esperar.

Emanuele Sella y Manuele Mori fueron los que se lo tomaron más en serio. Demasiado, quizá. Saltaron a treinta kilómetros de la línea de meta, en el descenso del Alto de Guaitarola (2ª), y lo hicieron con tantas ganas que llegaron a caerse hasta en dos ocasiones. Primero se estrellaron con el quitamiedos y, pocos kilómetros después, Mori volvió a caer y Sella prácticamente lo arrolló.

Lo aprovecharon cuatro de sus perseguidores ­Horrach, Belli, Baliani y Engels­ para superarles aunque, ya en las calles de Sestri Levante, con el parón provocado por el habitual ejercicio de tanteo y vigilancia, el grupo volvió a aumentar. El amago definitivo se produjo en el último kilómetro, con el salto de un Joan Horrach que se fue con fuerza suficiente como para celebrar su victoria con tranquilidad.

El pelotón, encabezado por Paolo Bettini, cruzaba la línea de meta a 7’03’’, aunque lo hacía con alguna ausencia célebre, como la de Sergei Hontchar, que cedía cuatro minutos más, perdiendo su puesto de privilegio en la general. Entre los primeros puestos de ésta, por contra, se colaba alguno de los fugados de ayer, como Sella o Belli, que ocupan ahora la 4ª y la 5ª plaza, respectivamente.

El kilómetro más largo y el triunfo soñado
Joan Horrach no ocultaba su satisfacción por el que, sin duda, es el triunfo más importante de su carrera. «Cuando se pasa a la máxima categoría se sueña con ganar en alguna prueba importante. Y después de mucho tiempo lo he logrado y, además, en un momento delicado, porque llevaba tres años sin ganar», admitió el mallorquín que, desde que debutara en el 2000 había ganado siete etapas en carreras portuguesas, una en la Vuelta a Asturias y la general del Gran Premio Jornal Sport Noticias de 2001. Respecto al triunfo de ayer, Horrach explicó que el último kilómetro «se me ha hecho muy largo pero, afortunadamente, han reaccionado tarde».-