Quién teme la publicación de un informe secreto? ¿Y por qué? Esta vez no es el servicio secreto exterior del Gobierno alemán, el BND, quien tiene miedo a que se desclasifique un documento que relata sus vínculos con el mundo del periodismo. Son ante todo periodistas los que están en contra de la publicación del informe. Este fue redactado por el ex juez federal Gerhard Schäfer, el encargado de la Comisión Parlamentaria que debe de controlar a los servicios secretos alemanes. El juez jubilado inició su investigación en el 2005 cuando se supo que el BND había espiado a Erich Schmidt-Eenboom, autor de varios libros críticos sobre esta agencia de inteligencia, y a Josef Hufelschulte, redactor y especialista de la revista conservadora «Focus».

La semana pasada Schäfer presentó su trabajo, unas 175 páginas, a la Comisión y desde entonces están llegando a diario nuevas informaciones a la prensa. Ahora se hará público.

Uno de los diarios que ha tenido acceso al informe de Schäfer es el diario liberal “Süddeutsche Zeitung” cuyo periodista de investigación, Hans Leyendecker, ha sido objeto del espionaje protagonizado por el BND. El servicio coleccionó cualquier tipo de información sobre el informador, una estrella de la profesión, llegando a interesarse por los motivos por los cuales dejó el semanario “Spiegel”, cuánto dinero ganaba antes y después de que se marchó al “Süddeutsche Zeitung”. Ahora se sabe también que el BND fichó a un periodista para que espiara a Andreas Förster, redactor del diario “Berliner Zeitung”, especializado también en los servicios secretos. Según el informe

de Schäfer, el BND contrató al periodista Wilhelm Dietl para que informara tanto de Oriente Medio como también de lo que pasaba en la redacción del “Focus”. Por sus servicios debe haber cobrado unos 300.000 euros. El semanario despidió a Dietl ya en 1998 porque por su conocida cercanía al mundo de los agentes nadie quería trabajar con él. Por el despido las dos partes se están querellando ante un tribunal de Munich. En teoría al “Focus” le vendrían bien las revelaciones sobre Dietl si el informe no tuviera tantos detalles sobre la vida interna de la redacción.

Por eso su director, Helmut Markwort, está por un lado en favor de que se publique el informe de Schäfer; y por otro, en contra porque refleja en primer lugar la versión del BND de los hechos y además contiene detalles de la vida privada de los afectados.

Leyendecker atacó a los compañeros opuestos a la publicación recordando las críticas vertidas por la prensa alemana cuando la Corte Europea de Justicia protegió la esfera privada de Carolina de Mónaco. «Ahora que todo el asunto afecta a nuestro gremio y nosotros nos ponemos cómodos diciendo que no se puede publicar qué coche tengo. Eso es el extremo de la hipocresía», dijo el redactor.

Investigador confidente

Su diario es el primero que ha presentado al supuesto «critico» del BND, Erich Schmidt-Eenboom, como un confidente del BND. Esta información acaba con la reputación del investigador que adquirió su fama a principios de los 90 con una serie de libros que criticaron la situación en el servicio afincado en Pullach, cerca de Munich. Asimismo, en Baviera reside Schmidt-Eenboom que dirige un «centro de investigación de paz» ­ especializado en los servicios secretos­. Desde 1993 hasta 1996 fue espiado por el BND, en 2002 él mismo buscó el contacto con la agencia de inteligencia, ofreciendo una información sobre Bin Laden. Schmidt-Eenboom justifica su paso porque quería mejorar el clima con Pullach. Admite de haber recibido unas pequeñas donaciones y subraya que no aceptó «ni la fotocopiadora ni la cocina». Según el “SZ”, en el informe de Schäfer consta que Schmidt-Eenboom relató al BND que quería hacer un reportaje sobre el servicio para el programa de TV «Monitor», considerado como uno de los más críticos en Alemania. En un debate de TV el ex coordinador de los servicios secretos del Gobierno de Helmut Kohl, Bernd Schmidbauer, reveló en presencia de Schmidt-Eenboom que la seguridad del BND sí descubrió una de sus fuentes en el servicio, un alto cargo, que pese haber entregado informaciones secretas no fue sancionado. Este detalle hace dudar de la integridad del supuesto «critico» del BND, Schmidt-Eenboom. Entretanto, el programa «Monitor» informó de que funcionarios del BND se juntaron con el servicio de contraespionaje militar y del servicio secreto civil de Baviera para determinaron cómo podían coordinar sus actos de espionajes sin vulnerar ninguna ley.

El affaire, que aún no ha alcanzado su punto culminante, servirá a la política alemana para hacer rodar algunas cabezas y dar el primer paso hacia la reestructuración de su «comunidad de inteligencia». Si ésta cuenta con estructuras muy sólidas, hace falta un escándalo bien potente para volarlas antes de emprender la deseada «reforma». Berlín quiere centralizar de nuevo sus servicios y policías, acabando con la separación de los mismos por razones históricas. -

COLONIA