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Hoy, gran combate: Marat-Sade, a escena

Josu MONTERO

Periodista y escritor

Y tres. Tras «Prokopius» y «Ulalume» se produce hoy el tercer estreno de Alfonso Sastre en lo que va de año. El Centro Dramático Nacional lleva al María Guerrero la versión que Sastre realizó de una de las grandes obras teatrales del siglo XX, el «Marat-Sade» del intempestivo Peter Weiss, estrenada en Berlín en 1964. Ya el título tiene pinta de combate de boxeo, y eso viene a ser la obra; con la particularidad además de que, a pesar de que Weiss tenía las ideas muy claras, huyó del panfleto y fiel a su ideología y a su estética utilizó en la obra la sana estrategia de la contradicción, la dialéctica. El problema de esto estriba en que queda en manos del director el resultado del combate. Al calor de mayo, Marsillach dirigió por primera vez la obra en Madrid en 1968 -con el nombre de Sastre censurado en los carteles- y gran parte del público terminó en pie gritando: «¡Revolución! ¡Revolución!». Sin embargo, en 1994 y en producción también del CDN, Miguel Narros nos presentó a un Sade ilustrado, desencantado, individualista y cínico, una especie de antihéroe romántico; mientras que Marat tomaba el aspecto de un fanático patético. Los tiempos habían cambiado. Weiss había intentado rectificar tarde al afirmar que el director que no hiciese triunfar a Marat traicionaba las intenciones del autor.

Sade fue ingresado en el manicomio de Charenton en 1803 y permaneció allí once años; con la colaboración del director y convirtiendo a los internos en actores, organizó en él desquiciadas comedias. Weiss imagina que esa cuadrilla escenifica una pieza titulada «Los últimos días de Marat». Marat es el asesinado revolucionario que persigue un mundo mejor y cree en las implacables razones de la Revolución, en el poder de la acción y en el pueblo, a pesar de sus aspectos terribles. Sade es el loco, el artista, y preconiza la búsqueda sin límite del placer individual. Conceptos hoy desgastados como Revolución, Utopía, Terror o Moral son puestos sobre el tapete. Para esta obra el CDN ha contado con el grupo de moda, Animalario; su director, Andrés Lima, promete ofrecer la tesis y la antítesis, y que sea el espectador el que aporte la síntesis. Veremos. Otro de los atractivos de «Marat-Sade» es el que surge al juntar dos formas radicalmente antagónicas de entender el teatro -y la vida-: la de Artaud y la de Brecht, asimilables a la catarsis festivo-trágica que organiza Sade en Charenton, y a la intención didáctica y dialéctica de Weiss.

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