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Josu Imanol Unanue Astoreka Activista Social

Ricos y pobres

Pero en este mundo también existen otras realidades que nos negamos a vivir con la misma intensidad que las de los aireacuentos papanatas

Me he preocupado en dividir las ganancias anuales del multimillonario banquero del BBVA, Francisco González, -que ascienden a 9'77 millones de euros anuales- por los días del año, y he llegado a la triste conclusión de que sólo gana 26.767'12 euros diarios, una nadería comparada con las cantidades de las Koplowittz, Rafael del Pino o los hermanos March que llegan a muchos mas millones de dólares anuales. Aunque la palma de los multimillonarios se la lleva Bill Gates con una cifra cercana a los 46.500 millones de ganancias en un año, cifra no satisfactoria, dicen, porque ganó 100 millones menos que el año anterior. O sea, que nada de festejos, la cosa ha ido un poco mal.

Son las noticias que me hacen ser feliz, viendo que quienes más ganan y acumulan hacen menos que yo, puesto que siempre parece que lloran y se quejan porque las ganancias se reducen algo de un año a otro, tal vez por eso, novelas como «Los ricos también lloran» o «Falcon Crest» lograron que el resto de la humanidad no tan acaudalada, pero sí en posesión de un televisor, llorara a moco tendido por el malvivir de los ricos imaginarios.

Pero en este mundo también existen otras realidades que nos negamos a vivir con la misma intensidad que las de los airea-cuentos papanatas que se casan entre sí, se acuestan yo qué sé cuántas veces con los sangre azules y que no tienen ni que darse crema antisolar porque el sol que a nosotros nos puede producir cáncer de piel a ellos y ellas les pone más lindos y guapos que a los demás -mirad, si no, las revistas de colorines donde nos potencian las evoluciones afectivas y simplonas de los citados-.

Por eso, la realidad que pretendo no ignorar y que lleva el sufrimiento a nuestros vecinos menos favorecidos del planeta, que a duras penas comen y viven, es la que pretendo recordar y cambiar. Por ello, he recordado un lugar remoto del Perú, casi inexistente en los mapas; Anchongas, con unos 6.000 habitantes en la mayoría indígenas, que han de vivir con menos de un cuarto de dólar por familia y día, localidad sin agua potable ni alcantarillado y con una tasa de analfabetismo del 95%, sin servcios médicos y ubicado en un remoto lugar a más de 3.000 metros de altitud. Ellos nunca llenarán ni una de las múltiplas páginas que se dedican a las relaciones sexuales, afectivas, derrochadoras... de los más ricos de este mundo, pero tampoco hay que recurrir a este lugar, ni al considerado el país más pobre del mundo, Etiopia, puesto que también hay pobres en el país supuestamente más rico, siendo unos 36 millones de ciudadanos de EEUU los que viven en la pobreza severa.

Seguiremos viendo con total normalidad las ganancias multimillonarias de bancos o personas citadas con profesión o sin ella, que para eso están los títulos reales que nadie sabe ni dónde se inventan. Así somos, capacidad nula de autocrítica por mantener un sistema de desigualdades tan injusto que mata, asesina y provoca más y más sufrimiento. Pongámosles el color y el título que queramos a los multimillonarios, son simples acumuladores del bien común, negocian con lo que otros necesitan simplemente para vivir.

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