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Asier legarreta Izquierda abertzale de Meñaka

Meñaka no es un modelo

Los últimos cuatro años el PNV ha gestionado muy mal el Ayuntamiento de Meñaka. Llegó prometiendo una gestión abierta, participativa y democrática, pero ha hecho una gestión oscura y chapucera. Unos ejemplos: Meñaka tiene abundante agua que proviene del Sollube. Aún así, se decidió entrar en el Consorcio de Aguas de Bilbao por mayoría. Después, se informó al vecindario. Parecido pasó con las normas subsidiarias de Meñakabarrena.

El amiguismo ha sido el pan nuestro de cada día, por ejemplo, permitiendo la construcción de txabolas para aperos (convertidas luego en viviendas), o dando puestos de trabajo municipales para el hijo o la hija.

Un pueblo rural necesita un plan de futuro. Pero Meñaka optó por lo contrario a un desarrollo rural compatible con un modo de vida. Ya en tiempos de Felipe Elorriaga (anterior alcalde) se construyeron 25 unifamiliares, sin tener en cuenta el impacto sociocultural que tendría. Ahora peligra el euskara, y predomina el castellano. Pero se construirán más, en terrenos anexos a otros que son propiedad de la familia del alcalde. Para hacer que se compensa, se construirán 12 viviendas sociales, muy lejos de los porcentajes del Gobierno Vasco.

Se siguen echando caseríos en buenas condiciones de habitabilidad. Mientras tanto el hermoso palacio de Otume, recientemente declarado Monumento Nacional de Euskadi y patrimonio de Bizkaia, se ha dejado a un lado con el consiguiente deterioro.

El txoko municipal se construyó financiándose a medias con la Diputación, pero con el tiempo está siendo más usado por no vecinos que por vecinos.

Recientemente se ha construido un nuevo edificio. La Diputación invirtió 50 millones para un centro de servicios y cultura. Con ese dinero, la venta de un terreno municipal y una fuerte hipoteca, se ha levantado junto al frontón grande un edificio por unos 150 millones, sin definir antes su finalidad y usos a darle. Mientras tanto se guarda la excavadora. Lo mismo ocurre con el local municipal que se levantó en Meñakabarrena hace un par de años.

Tenemos un empleado municipal privilegiado. Ha construido una txabola, sin licencia de vivienda que tiene tres pisos de altura. Ha habido denuncias, y el Ayuntamiento le puso un abogado... al empleado. Quizás se deba a que hace chapuzas en las casas de algunos concejales. Por último metió a su hijo como empleado del Ayuntamiento y ha cobrado varios millones de pesetas en horas extra sin control.

Meñaka, durante la dictadura, fue un pueblo dividido entre unos pocos fascistas y el resto. En los 80 hasta ahora estuvo dividido entre EA y PNV. Para Meñaka esto ha sido un desastre. Lo mejor sería una alcaldía capaz de hacer las cosas bien y unir a la gente en una dirección constructiva para regenerar la vida pública. La alternancia es imprescindible.

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