La ópera prima del donostiarra Pedro Aguilera sigue la línea de cineastas como Jaime Rosales y «Las horas del día», inmersos en una narrativa que se aleja del lenguaje más convencional, sustituyéndola por una renuncia a la palabra en favor de la observación visual. No obstante, la suya es una trayectoria muy singular, ya que este jovencísimo realizador se movía en el grafismo y empezó haciendo los dibujos de los story-boards para su primo Daniel Calparsoro. Pero el paso decisivo fue el conocer al genio del cine mexicano Carlos Reygadas, quien le ofreció el puesto de asistente de dirección en su obra maestra «Batalla en el cielo». Un inmejorable punto de referencia que le ha llevado hasta el Festival de Cannes, donde presenta «La influencia» en la Quincena de Realizadores. Tratándose de una producción nacida de iniciativas y apoyos personales, ese puede ser el escaparate ideal para que encuentre el respaldo oficial que merece. Ha rodado en la localidad madrileña de Arganda del Rey, buscando una realidad periférica en la que introduce unas presencias que no son actorales a fin de obtener trozos de vida identificables. Paloma Morales no es actriz y siente la crisis existencial de la mujer protagonista como suya, lo mismo que la adolescente y el niño que la acompañan.