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conflicto bélico en Chad

La gerrilla rompe el cerco y entra en la capital de Chad

Las noticias que llegaban anoche desde la capital de Chad reflejaban el caos en el que se encontraba sumergida, ya que si bien se confirmaba que la guerrilla se había adueñado de la ciudad, también se afirmaba que el presidente Idriss Deby permanecía en palacio. Mientras, el Ejército francés aumentaba las tropas desplegadas en el país africano.

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GARA | N'DJAMENA

Los rebeldes del Comando Militar Unificado (CMU) entraron durante la mañana de ayer en N'Djamena después de tres horas de enfrentamientos con las tropas gubernamentales, pero el presidente Idriss Deby resistía aún en el palacio presidencial, tal como informó AFP.

«Las fuerzas del presidente han intentado rechazar a los rebeldes hacia el este de la ciudad y retomar un poco de terreno en el centro», explicó una fuente militar chadiana. Anoche se ignoraba si esa contraofensiva había tenido éxito y, por ello, era difícil determinar qué espacio controlaba realmente cada bando en el centro de la capital, en la que habitan más de 500.000 personas.

A media tarde reinaba una calma relativa en N'Djamena, donde los tiros eran esporádicos, pero la situación seguía siendo confusa alrededor de la sede presidencial. Según fuentes del Ejército oficial, la guerrilla controlaba los barrios periféricos y una buena parte del centro. Según uno de los dirigentes rebeldes, Abakar Tollimi, éstos preveían atacar el palacio presidencial durante la noche.

Testigos consultados por AFP comentaron que en algunos barrios la población salió a saludar la llegada de los rebeldes, que circulan en pick-up camuflados, con uniformes verde oliva y brazaletes blancos.

El único pronunciamiento oficial sobre lo que estaba sucediendo en la capital de Chad llegó por boca del ministro de Asuntos Exteriores, Amad Allam-Mi, quien, desde Addis Abeba -la capital de Etiopía, donde ayer se cerró la cumbre de la Unión Africana (UA)- se empeñaba en minimizar el avance de la guerrilla. «He hablado con la Presidencia. Me han asegurado -declaró- que la situación está controlada. Hay escaramuzas en la ciudad, pero no combates a gran escala».

No obstante, fuentes militares francesas (París mantiene un importante despliege de tropas en este país africano) explicaron que alrededor de 2.000 rebeldes equipados con ametralladoras, lanzacohetes y kalachnikovs habían penetrado en la capital.

Ya pasadas las 22.00 (hora de Euskal Herria), la agencia libia Jana, informó de que Muamar Gadafi había mantenido una conversación telefónica con Deby y que éste le había asegurado que «las fuerzas gubernamentales controlaban la situación», extremo que no fue confirmado por las delegaciones diplomáticas internacionales que aún permanecían en la capital chadiana. La citada agencia también indicó que el presidente congolés Denis Sassu había contactado «con la otra parte».

La información sobre el escenario real llegaba ayer a cuenta gotas desde Chad. Como ejemplo de ello, la agencia Efe no transmitió ni una sola fotografía captada durante la jornada en la capital.

Tampoco se dieron cifras sobre posibles víctimas de los enfrentamientos que han tenido lugar durante los últimos días. Desde el Ejército oficial sí se admitió que el jefe del Estado Mayor, Daud Sumain, resultó muerto el viernes en Massaguet, localidad ubicada a unos 50 kilómetros de la capital.

Por su parte, el Ministerio saudí de Asuntos Exteriores confirmó que la esposa y una hija de un empleado de su embajada en N'Djamena fallecieron al ser bombardeada la sede diplomática.

Cambio de actitud

Mientras tanto, el Gobierno francés decidió desplegar «medios suplementarios» en Chad para proceder a la evacuación de contingentes extranjeros, pero en principio se abstuvo de intervenir en favor de su aliado Idriss Deby. Durante la tarde, el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, precisó que de facto existía una «tregua», «negociaciones» y un «acuerdo» entre el poder oficial y la guerrilla, mientras que su homólogo de Defensa, Hervé Morin, anunciaba una primera evacuación de ciudadanos occidentales «hacia las 20.00».

Lejos de las intervenciones militares de antaño en favor de regímenes amenazados en sus ex colonias, París esperó hasta la tarde de ayer para «condenar firmemente la tentativa de tomar el poder por la fuerza (...) por parte de grupos armados llegados desde el exterior», en alusión a Sudán, que apoyan a los rebeldes.

El Quai d'Orsey (sede de la diplomacia francesa) instó también al «apaciguamiento y la reconciliación» y a «emprender sin demora el diálogo político», si bien oficialmente se limitó a dar su «apoyo a la mediación que acaba de poner en marcha la Unión Africana».

El presidente Nicolas Sarkozy mantuvo dos «reuniones de crisis» con Morin y Kouchner, pero el Elíseo no emitió ninguna declaración política. Posteriormente, durante una entrevista en el canal de televisión France 2, Kouchner manifestó que «por el momento, la situación [en N'Djamena] es cambiante, es lo menos que se puede decir, y observaremos con detalle cuál es la evolución».

Y mientras París aumentaba hasta la cifra de 1.450 el número de soldados deplegados en Chad, Austria estudiaba la retirada de las tropas que mantiene en este país en el seno de la Eufor, según declaró el ministro de Defensa, Norbert Darabos. «No hay una amenaza directa sobre nuestra unidad -puntualizó-, pero no queremos tomar riesgos inútiles, por lo que preparamos una retirada».

Paradójicamente, la Eufor está presente en la zona con el mandato de proteger a los refugiados sudaneses llegados de la vecina región de Darfur, a los desplazados internos chadianos y a los refugiados centroafricanos en el este de Chad y en el nordeste de la propia República Centroafricana.

Desde ahora hasta el mes de mayo, la Eufor debería desplegar en Chad y la República Centroafricana unos 3.700 militares, de ellos 2.100 franceses, 400 irlandeses y otros 400 polacos.

¿ALto el fuego?

A última hora de la noche, la agencia libia Jana informó de que el principal jefe rebelde, general Mahamat Nuri, había aceptado el alto el fuego propuesto por Muamar Gadafi.

La UA delega en Sassu y Gadafi

Mientras la incertidumbre reina sobre el futuro político y social inmediato en Chad y Kenia, muchas de las máximas autoridades institucionales del continente se encontraban reunidas en la capital de Etiopía. Al término de una cumbre que había estado dominada por la crisis de Kenia, la Unión Africana (UA) lanzó un mensaje de firmeza ante la todavía no consumada tentativa de defenestración del presidente chadiano, Idriss Deby, expresando su rechazo a cualquier cambio «inconstitucional». De esta forma, la décima cumbre de la UA concluyó en Addis Abeba con dos nuevas crisis abiertas y con pocos avances sobre conflictos más antiguos, como los de Somalia o las Comores.

Más allá de las habituales condenas al uso de la fuerza contra los poderes establecidos, entre las pocas medidas adoptadas destacó el mandato librado en favor del presidente congolés, Denis Sassu Nguesso, y el dirigente libio Muamar Gadafi para «encontrar una solución a la crisis actual en Chad».

La asamblea de jefes de Estado y de gobierno de la UA también mostró su «profunda preocupación ante la situación que se vive en Kenia y sus consecuencias humanitarias, así como ante sus implicaciones para la paz y la estabilidad de Kenia y el conjunto de la región». Precisamente, Etiopía puede ser uno de los países más afectados por la crisis humanitaria, ya que comparte una extensa frontera con Kenia.

GARA

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