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Elecciones en Euskal Herria

Los socialistas bayoneses contraponen su programa al del «clandestino» Grenet

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Kotte EZENARRO, Candidato PS al cantón y al ayuntamiento de Hendaia

Según los pronósticos, la lucha entre la izquierda y la derecha, tanto en el cantón como en el municipio, va a ser muy ajustada. No es de extrañar, ya que en los últimos años ambas tendencias han estado bastante igualadas en los resultados.

¿Cree que esta vez la población del cantón de Hendaia optará por cambiar a la izquierda?

Creo que tengo posibilidades. Reconozco que es un cantón muy equilibrado en cuanto a tendencias (en 2001 Daniel Poulou logró el escaño con tan sólo 73 votos de diferencia frente al socialista Albert Péry), pero estoy seguro de que por lo menos tendremos buenos resultados.

¿Cuáles son los proyectos en los que las diferencias entre ustedes son más marcadas? ¿Aeropuerto de Hondarribia, la carretera de la cornisa...?

El problema del aeropuerto es de nivel estatal. Nosotros, como ayuntamiento, hemos demandado jurídicamente al Estado francés porque no hace cumplir al español el acuerdo que firmaron mutuamente respecto al número de vuelos. En cuanto a la cornisa, pedimos que las cosas sean claras. Poulou habla de priorizar el uso peatonal, pero nadie tiene el coraje de especificar adónde van a llevar la carretera, porque es evidente que si se traslada más al interior afectará al entorno y a los caseríos que hay allí. Por lo tanto, tengo mis reservas sobre ese proyecto porque no se concreta la alternativa a la carretera actual. Pero lo que más nos separa es la política social. Nosotros queremos reforzar la acción social, que representa el 46% del presupuesto actual. Creemos que es posible desarrollarla a través de los ingresos que se obtienen de las tasas de transmisiones que se han duplicado en pocos años porque las operaciones de compra-venta han aumentado mucho. Por ejemplo, si se compara con otros consejos generales dirigidos por la izquierda (Landas, Dordogne...) las ayudas a las inversiones para residencias de ancianos se acercan al 30%, mientras que en el de aquí la participación financiera es del 10%. Nosotros queremos aplicar los valores e ideas de izquierda también en el de Pau.

Todo el mundo habla de «colaboración transfronteriza». Usted ha sido uno de los precursores del consorcio Txingudi (Hondarribia, Irun, Hendaia) ¿Cómo ve las relaciones con Hego Euskal Herria?

Es cierto; todo el mundo habla de ello pero en realidad, hacer, se hace poco. La Conferencia se reúne, tiene sus órganos ejecutivos, hacen dos comidas por año... pero se avanza poco. Nosotros vivimos la transfronteralidad todos los días. Una Conferencia Regional en la que participan Euskadi, la Diputación de Gipuzkoa, el Departamento, la región de Aquitania y el Estado está bien pero nosotros querríamos que las cosas fueran más rápido, que se entre de una vez al meollo de las cuestiones. Pero existe el problema jurídico y las competencias de cada institución. El Estado francés es muy jacobino. Mientras el lehendakari viene con las ideas, el proyecto y la financiación en las manos, nosotros estamos obligados a hacer intervenir el prefecto, al representante del Consejo Regional, el del Consejo General, hay que poner uno o dos diputados, a veces algún que otro ministro, los servicios de infraestructuras tiene que estar presentes... Es todo un lío. Si la Conferencia puede valer para hacer que las cosas se muevan y se descentralicen, claro que estoy de acuerdo, porque lo cierto es que se trata de una cuestión urgente.

Estos últimos años hay muchos ciudadanos de Hego Euskal Herria que se han instalado o que tienen una segunda casa en Hendaia. Para algunos se ha convertido en problema. Por ejemplo, su rival Sallaberry habla en su programa de «respeto al habitante hendayés».

No me gusta esa definición de lo que yo llamo «hendayismo» mal entendido. Si Sallaberry mirara en su propia lista, si sólo hay hendayeses se quedaría con bien pocos. Para mí, quien ama Hendaia es hendayés.

Pero es verdad que la ciudad ha cambiado...

Claro que sí, pero eso ocurre en todo el litoral atlántico en el que el flujo de gente nueva -sobre todo jubilados con poder económico- está aumentando muchísimo. Eso hace que los autóctonos se desplacen al interior porque los precios de las casas aumentan y, al mismo tiempo, éstos hacen subir los de las poblaciones rurales. Las cosas están así y los hendayeses venden sus terrenos o huertas porque el mercado existe, aunque en realidad no ha habido muchas recalificaciones de suelo (tres zonas en estos años: Lizardi, Entrepuentes, zona de la fábrica Sokoa), recalificaciones de las que hemos conseguido siete hectáreas para el municipio, que dedicaremos a vivienda social, guarderías y, probablemente, una escuela.

Usted es un alcalde socialista un tanto «atípico», por ejemplo está a favor de las reivindicaciones de Batera. ¿Tiene problemas en su partido por ello?

No. Hay otros socialistas, como Sylviane Alaux [suplente de Ezenarro para el cantón] o Frantxoa Maitia que son favorables, por ejemplo, al Departamento Vasco. El PS no aborda estos temas porque no los considera prioritarios y, además, porque son conflictivos. Pero nosotros seguimos defendiéndolos aunque dentro del partido seamos un poco los marginales en cuanto a estas cuestiones.

Durante el proceso de negociación se implicó personalmente. Formó parte, incluso, de la delegación que se desplazó al Parlamento europeo. ¿Cómo ve las cosas tras su final?

Ya manifesté antes que me había sentido muy decepcionado por todo el mundo, por los participantes, por los beligerantes. Yo, como los demás miembros de la comisión, habíamos fundado grandes esperanzas respecto al acercamiento de posturas. No resultó. Probablemente habrá buenas razones políticas de un lado y de otro; creo que nada será completamente blanco de un lado y negro del otro y que habrá culpas en todas las partes. Pero como suele ocurrir en estos casos, se ignora el contenido de las negociaciones, quién dice la verdad, quién miente... Esperaba que se hubiera podido encontrar un terreno de entendimiento entre los partidos en el poder y los que están en la clandestinidad.

¿Se implicaría si hubiera una nueva oportunidad?

Lo haría, pero también es verdad que ha habido varios intentos frustrados y tengo la impresión que, a cada vez, se deja gente en el camino. Si hay otro proceso estoy dispuesto a comprometerme, pero sé que otros que han hecho un tramo conmigo no lo harán.

Usted se ha pronunciado por el acercamiento de los presos. ¿Qué se puede hacer para que las instituciones o el Consejo General aborden la cuestión?

Hace unos días me presentaron una moción sobre este tema. Quiero dejar claro que a nivel personal y como alcalde de Hendaia hace años que ayudo política, económica y administrativamente a las familias de refu- giados o presos. En el documento se pedía que el Consejo General se pronuncie sobre el tema. Yo no soy el presidente y es éste quien fija el orden del día. Entiendo que las familias quieran que el Consejo y los municipios expresen su posición, pero como debía aceptarse el documento tal cual, no lo he hecho. Aún así, sigo estando contra la doble pena que supone el distanciamiento de los presos (políticos o no) y siendo solidario con las familias.

Arantxa MANTEROLA

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