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LIEJA-BASTOGNE-LIEJA | Bettini, Evans y Cunego no pudieron con los hermanos del CSC, que rompieron la prueba

Valverde y Rebellin impiden la fiesta luxemburguesa

El murciano se impuso al sprint al italiano en la última clásica de la Primavera, donde brillaron los Schleck

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Joseba ITURRIA | DONOSTIA

Sólo la clase y la veteranía de los dos mejores especialistas en las clásicas de las Árdenas de los últimos años, Alejandro Valverde y Davide Rebellin, impidió que el pequeño ducado de Luxemburgo viviera una gran semana. Si el domingo anterior Frank Schleck fue el más fuerte en las subidas y sólo Cunego le impidió repetir triunfo en la Amstel y el miércoles Kirchen ganó la Flecha Valona, ayer los hermanos Schleck se exhibieron en la Lieja-Bastogne-Lieja, donde Valverde y Rebellin tuvieron que recurrir a todo su manual para hacer valer su mayor velocidad.

El mayor de los Schleck fue el tercero, pero la gran revelación fue Andy. Si con 21 años sorprendió a todos en el pasado Giro al acabar segundo en su primera grande, ayer confirmó que tiene un fondo impresionante para ser tan joven. No es normal que en una prueba tan dura de 261 kilómetros un chaval de 22 años sea capaz de romperla como lo hizo en los últimos treinta kilómetros. Bettini, que lleva todo el año nervioso, se precipitó en su ataque en La Redoute y después fueron Andy Schleck y Schumacher los que lanzaron el impulso que lanzó la carrera.

El alemán no le aguantó en la subida inédita de Roche aux Faucons, que resultó decisiva. Su hermano Frank le alcanzó acompañado de Valverde, Joaquim Rodríguez y Rebellin, mientras Evans, Cunego y Pfannberger pasaban a quince segundos. Fue llamativo como Frank le empujaba a Andy para que no parara y tirara de ese grupo y no sólo lo hizo, sino que además lanzó un duro ataque en la última subida de Saint Nicolas, lo que obligó a Valverde y Rebellin -Rodríguez ya se había quedado- a trabajar por detrás, sin que Franck pudiera aprovecharse en su posterior ataque. Por ello la carrera se dilucidó entre los tres al sprint, con victoria cómoda de Valverde.

Gran carrera de Roland

Hasta esos treinta kilómetros finales, la última clásica de la Primavera estuvo marcada por otra gran carrera de un chaval de 21 años, el francés Pierre Roland, que apunta un futuro prometedor. Fue el más fuerte de la escapada del día que formó junto a Fothen (Gerolsteiner), Brutt (Tinkoff), Kopp (Collstrop) y Stubbe (FDJ). Estos dos se quedaron en cuanto empezó la dureza, Fothen ni dio un relevo a Rolland y Brutt y, pese a todo, el francés le dejó. Detrás de ellos saltó Philippe Gilbert, que ha perdido su gran forma del inicio de temporada, pero no su combatividad, que le llevó a pasar con los primeros por su pueblo. A los que no se les vio fue a los vascos, que no tuvieron protagonismo. Astarloza fue el primero en el puesto 35, Oroz y Galdos estuvieron bien y Egoi volvió a caerse, como en la Flecha Valona, y se retiró con un fuerte golpe en el codo izquierdo.

LOS VASCOS

Ninguno tuvo protagonismo durante la prueba ni entró en el grupo de los elegidos. Astarloza fue el mejor en el puesto 35 y la nota más negativa la puso Egoi, que volvió a caerse y tuvo que abandonar con un golpe en el codo.

«Más alegría que en mi triunfo del 2006»

Alejandro Valverde, que dedicó la victoria a una abuela fallecida hace dos semanas, destacó que «la nueva cota, la de la Roche aux Faucons, ha marcado la diferencia en esta carrera tan dura. Durante la semana hemos ido a subirla dos veces para conocerla bien. Sabía que había que subir la primera parte del repecho en las primeras posiciones, pero también que era importante tener reservas para la segunda. Cuando arrancaron los Schleck, Joaquim y Rebellin, me quedé un poco con Cunego y Evans, pero cuando vi que ya no tenían fuerzas, arranqué yo solo para ir a coger a los escapados».

Añadía que «el año pasado me quedé con un sabor amargo por ser segundo y quizá esta victoria me da más alegría todavía que la primera aquí del 2006. Este año las clásicas no eran un objetivo y, aparte de sentirme bien toda la semana, eso me quitó presión para afrontarlas con tranquilidad».

Andy Schleck declaró que «si llego a tener en Saint-Nicolas las mismas piernas que veinte kilómetros antes, habría ganado. Pero desde los primeros metros de mi último ataque comprendí que no tenía fuerzas en las piernas y le avisé rápido a Frank por el transmisor para que jugara sus cartas».

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