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Rusia sigue con su estrategia de «divide y reina» en el Cáucaso

Con motivo de la petición formal a Rusia para que reconozca la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, Sebastian Smith, periodista de France Presse y autor de varios libros sobre el Cáucaso, constata que la tradicional política del Kremlin de «dividir para reinar» persiste en nuestros días. Apunta, justo es decirlo, a la responsabilidad de líderes de otros países, como el georgiano, en las crisis que asolan a esta zona.

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Sebastian SMITH |

Las divisiones multiétnicas en el Cáucaso, en el origen de muchos conflictos mortíferos, han vuelto a quedar en evidencia tras la corta guerra en el enclave independentista de Osetia del Sur.

Los osetos pertenecen a uno del medio centenar largo de grupos étnicos del Cáucaso, que hablan idiomas distintos y protegen con determinación sus tierras ancestrales.

«El Cáucaso tiene las complicaciones típicas de una región montañosa, donde las gentes de distintas etnias viven aisladas unas de otras», explica Alexander Cherkassov, experto de la organización de derechos humanos rusa Memorial.

Este analista ve similitudes con el increíble magma de etnias de Papúa-Nueva Guinea y con el sistema clánico de las montañas de Escocia. Añádase a ello la herencia de la corrupción postsoviética, la violencia y el flujo de armas y el resultado es el Cáucaso.

Fuera de Osetia del Sur, confictos armados han ensangrentado Nagorno-Karabaj, enclave armenio en Azerbaiyán, la propia Abjasia y Chechenia, donde más de 100.000 personas han muerto en las dos recientes guerras en este territorio.

Eso no quiere decir que los habitantes del Cáucaso no hayan vivido nunca en armonía. Muchos georgianos y osetos están unidos por lazos de matrimonio. En Abjasia, donde miles de personas murieron en el conflicto de inicios de los noventa, el líder independentista abjaso se casó con una georgiana.

Muchos analistas sostienen que los problemas comienzan cuando personas ajenas atizan el odio. Y los rusos han sido durante mucho tiempo maestros en la materia, reforzando su dominación tras enfrentar a unos grupos contra otros, afirma Sergei Arutunov, investigador de la Academia rusa de Ciencias.

«Divide y reina»

«Todos los imperios, desde los romanos, han aplicado la máxima de divide y reina», constata este experto. «Ha sido así hasta ahora y seguirá siéndolo».

En el siglo XIX, los zares se aliaron con los osetos, estratégicamente bien situados, para hacer encallar el intento del líder de la resistencia antirrusa, el daguestaní Imam Shamil, de unificar a las tribus del Cáucaso Norte. La principal ciudad del Cáucaso, que controla los pasos montañosos entre la actual Rusia y Georgia, fue bautizada con el nombre de Vladikavkaz, literalmente «líder del Cáucaso».

Más recientemente, el antiguo líder soviético Josef Stalin llevó al extremo la estrategia de dividir para reinar. Hijo de georgiano y oseta, Stalin dividió a los grupos étnicos en distintas regiones administrativas y forzó a otras a instalarse en otras para transformar el frágil equilibrio interétnico.

El Kremlin, insensible

Los efectos de esta política siguen sintiéndose en el Cáucaso, El redactor de la web Noeud Caucasian Grigori Chvedov insiste en el que el Kremlin sigue hoy con la misma política, insensible al sufrimiento.

Pero acusa a su vez a dirigentes de otros países, como el finado ex presidente georgiano Zviad Gamsajurdia de atizar el odio interétnico.

«Los políticos juegan un papel central al remover sentimientos de odio», concluye.

espada de damocles

El Kremlin anunció que su decisión sobre un eventual reconocimiento de la independencia de ambos territorios dependerá del comportamiento del presidente de Georgia, Mijail Saakashvili.

Moscú anuncia que mantendrá un pequeño contingente en suelo georgiano

El ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, aseguró que mantendrá ocho puestos de control con más de 500 soldados en la zona tapón en suelo georgiano alrededor del territorio de Osetia del Sur. Añadió asimismo que un nuevo contingente de tropas de mantenimiento de la paz será desplegado en suelo oseto.

Lavrov aseguró que el resto de tropas serán repatriadas a Rusia en los próximos diez días.

Corresponsales sobre el terreno confirmaron que ayer se veía a un número mayor de vehículos rusos camino de su frontera aunque certificaron que decenas de carros seguían bajando de Osetia del Norte.

La presencia rusa seguía siendo visible en Gori y en el puerto de Poti, a orillas del mar Negro.

Mientras, Human Rights Watch denunció el uso de bombas de racimo por parte de Rusia en su represalia por el ataque georgiano contra sus aliados osetos.

Siempre según Moscú, EEUU conocía con antelación fecha y hora del ataque del Ejército georgiano que desató la por ahora última crisis caucásica.GARA

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