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Accidente aéreo en Madrid

Determinar qué pasó en Barajas puede tardar un año

La cúpula directiva de Spanair, la empresa propietaria del avión siniestrado en Barajas, rechazó las acusaciones de negligencia en el mantenimiento de la aeronave y se remitió a la investigación oficial, cuyos resultados podrían demorarse hasta un año. Durante la jornada de ayer se identificaron 49 de los 153 cadáveres. La lentitud de este proceso supuso un dolor añadido para los familiares de las víctimas que se han desplazado a Madrid.

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GARA | MADRID

El subdirector general de Operaciones de Spanair, Javier Mendoza, confirmó ayer que el comandante del vuelo JK5022 retornó la aeronave a la puerta de embarque antes de iniciar la carrera de despegue tras informar del «calentamiento excesivo en una toma de aire que alimenta algunos sistemas del avión» y que, una vez aislado el problema por el personal de mantenimiento, se le autorizó a que volviera a la pista sin que se produjera ninguna anormalidad en el proceso.

Mendoza compareció en una multitudinaria rueda de prensa en Madrid junto al director general de Spanair, Marcus Hedblom, y al presidente de SAS -propietaria de la aerolínea-, Mats Janson.

Todos ellos destacaron que el avión accidentado cumplía con todos los requisitos de seguridad y rechazaron los acusaciones del sindicato de pilotos Sepla, en las que se aseguraba que Spanair obligaba a los trabajadores a pasar por alto ciertas normas relativas a horarios y mantenimiento.

«En ningún momento se han programado actividades fuera de los límites regulados ni se ha forzado ningún tipo de trabajo», destacó Mendoza.

El presidente del comité de empresa de Spanair, Jordi Mauri, también desmintió que la tripulación accidentada hubiera realizado un exceso de horas de trabajo y señaló que la denuncia del Sepla «no tiene nada que ver con la seguridad».

Sin embargo, el portavoz de la Federación de Comunicación y Transporte de CCOO, Javier Jiménez, pidió que se lleve a cabo una revisión de la flota de aviones MD-82 de Spanair, ya que «para una compañía con este volumen de trabajo, los aviones de diez, quince o 18 años son muy antiguos».

En cualquier caso, los expertos coinciden al señalar que para que se produzca un accidente de la magnitud del registrado en Barajas no basta con que un motor del avión se averíe, sino que tiene que producirse «una concatenación desgraciada de causas», según destacó el Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos del Estado español (Coaie), que forma parte del comité permanente de investigación de accidentes aéreos del Ministerio de Fomento.

Fuentes de Aviación Civil citadas por la agencia Efe señalaron que el accidente pudo deberse probablemente a daños en el timón o en el motor derecho originados por el fallo inicial del motor izquierdo. Estas fuentes añadieron que todo apunta a que el fallo del motor izquierdo provocó su rotura interior y salieran piezas despedidas, «que actuaron como misiles».

Además, descartaron que se hubiera producido un error humano, «porque sólo se atribuye cuando no se han seguido el procedimiento de emergencia y no cabe ninguno si la explosión es tan severa como para dejar al avión ingobernable, que es lo que parece que ocurrió».

Entre las familias de los accidentados cundió el malestar al conocer estos detalles técnicos, ya que no comprendían cómo se dio permiso para despegar al avión cuando se detectaron anomalías. Según distintos testimonios, el piloto comunicó a los pasajeros que no quería despegar debido a las anomalías detectadas.

La vicepresidente del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, por su parte, informó de que la comisión técnica encargada de investigar el accidente ya disponía de las cajas negras y las imágenes grabadas del siniestro. Además de expertos españoles, forman parte de esta comisión técnicos de la Agencia Europea de Seguridad Aérea, del fabricante McDonell Douglas y de la Administración de EEUU.

Fernández de la Vega destacó que la investigación será «tan exhaustiva como sea necesario para llegar al fondo del asunto» y subrayó que el «compromiso del Gobierno es total». Según algunos expertos, el proceso de investigación puede demorarse hasta un año.

Traslado a la Almudena

El titular del Juzgado número 11 de Madrid, Javier Pérez, ordenó que se trasladasen los cuerpos no identificados desde el recinto ferial de Ifema al cementerio de la Almudena, ya que el camposanto cuenta con unas instalaciones frigoríficas más amplias, lo que permitirá mantener los cadáveres en condiciones adecuadas para realizar las pruebas forenses.

El equipo formado por 40 forenses identificó ayer a 49 de los 153 cuerpos empleando el método de las huellas dactilares. Se estimaba que otros quince podrían ser identificados siguiendo este método. Al resto habrá que realizarle pruebas de ADN, por lo que su identificación podría demorarse dos o tres días, según explicó la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez.

Tras proceder a la identificación, el juez Javier Pérez ordenó la entrega de los restos a los familiares.

condolencias

Las concentraciones de duelo y las condolencias de representantes institucionales se sucedieron en multitud de localidades del Estado español que tenían relación con los fallecidos en el avión de Spanair.

 

2.700 al rescate

Más de 2.700 personas -policías, médicos, bomberos, sicólogos y otros profesionales- han participado en las tareas de salvamento y asistencia a las víctimas del accidente aéreo del miércoles en el aeropuerto de Barajas.

Azafata

La azafata Antonia Martínez, probablemente la única superviviente de la tripulación, ha manifestado su deseo de dejar su trabajo y no volver a subirse nunca a un avión.

Cuatro ciudadanos vascos viajaban en el avión

Según el listado de pasajeros facilitado por Spanair, eran cuatro los ciudadanos vascos que viajaban en el avión que unía Madrid y Las Palmas de Gran Canaria.

Los forenses confirmaron ayer que entre los cuerpos identificados está el de José Joaquín Pérez de Obanos Liso, vecino de la localidad navarra de Ledea de 61 años. Pérez de Obanos estaba estrechamente vinculado al sindicalismo agrario, ya que fue fundador y presidente de la UAGN entre 1977 y 1991. Asimismo, fue parlamentario del PSN entre 1991 y 1995 y alcalde de Ledea entre 1991 y 2003.

Actualmente, ocupaba el cargo de presidente de la Confederación de Cooperativas Agrarias del Estado español y de la Unión de Cooperativas Agrarias de Nafarroa (UCAN).

Pérez de Obanos viajaba a Canarias para disfrutar de unas vacaciones y aunque en un principio tenía previsto coger ayer el avión, adelantó los planes y se embarcó en el vuelo siniestrado. Sus restos serán incinerados y el funeral se celebrará hoy por la tarde en el monasterio de Leire.

Asimismo, en el listado de viajeros facilitado por Spanair aparecen dos hermanas vizcainas, Begoña e Isabel Andraka Golzarri, así como Miguel Bernaola Iturbe, residente en Madrid pero de origen vasco. La hipótesis principal es que los tres hayan muerto.

La localidad más afectada por el siniestro fue San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria), ya que murieron trece de sus vecinos en el accidente. Entre ellos, se encuentra el concejal Laudencio García, su mujer y sus dos hijos. La mitad de los viajeros del avión eran canarios.

En la lista de los fallecidos, se incluían seis familias completas. Dos de ellas eran originarias de la provincia castellana de Ciudad Real.

En la lista de fallecidos también hay ciudadanos de Bulgaria, Finlandia, Italia, Colombia, Alemania, Estado francés, Brasil, Mauritania, Turquía, Gambia e Indonesia.

Asimismo, ayer se encontraron los dos últimos cadáveres que no habían podido ser rescatados del lugar del accidente. Según informó Benjamín Olivares, jefe del Servicio de Extinción de Incendios de Barajas, estos dos últimos cuerpos corresponden a un bebé y a un hombre adulto. GARA

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